Todo está listo: aceite para maquinaria, mermelada para galletas, ñeñerías y cuanta triquiñuela exista para derrotar mayorías y elegir minorías. No hay otra manera de mostrar lo que se nos viene encima con los procesos electorales que se avecinan, sin ley de garantías.
El bajonazo de un presidente en las encuestas, la turbia división en el partido de gobierno, el desprestigio de Uribe, el pésimo manejo de la pandemia y la supuesta necesidad de una reactivación.
El mal gobierno se siente derrotado, y busca por todos los medios mantenerse en el poder. No importa lo que haya que hacer, para aplicar el chocorazo.
Ese “chocorazo”, trae a mi memoria una de las exquisitas, ilustradas y sapientes crónicas del Gran Juan Gossaín. Anota él que con un chócoro, palabra con la que se conoce la sartén o el cucharón de la cocina, reprendían las abuelas a los nietos impertinentes. Es algo así como el famoso “coscorrón”, con el que algunos dirigentes, hacen cumplir sus órdenes.
La Ley de garantías, es la que impide la corrupción, el despilfarro, la compra de votos, los contratos amañados -estilo Mintic- nombramientos de futuros votantes y demás vicios electorales. Impide que se repitan “articulitos”, como el que Fabio Echeverry se inventó para reelegir a Uribe.
Cuenta Juan Gossaín que el primer chocorazo -palabra también manejada por Oscar Alarcón en sus incomparables escritos- lo denunció el famoso padre Revollo, en Barranquilla por los años 1885. Desde entonces es un vocablo que significa corrupción, triquiñuela, fraude, mala fe y demás. Para el padre Revollo, era una canasta de votos que se introducían en una urna. Es decir, lo que hoy vemos por todas partes: más votos que habitantes. “ñeñerías”.
El chocorazo de hoy quedará listo si se elimina la ley de garantías, como se pretende, incluyendo el “articulito” en la ley de presupuesto que está en discusión. El viajero Presidente Duque, combatió la eliminación durante el debate que eligió al Nobel Juan Manuel Santos, “porque ella evita que el partido de gobierno perpetúe sus instancias de poder con los candidatos de sus afectos”. Ahora sí es válido desaparecerla, para reactivar el país. Raro: porque durante periplo que apenas termina, no se cansó en revelar que el crecimiento de Colombia, este año, será el más alto de la región. “Con cara gano yo, con sello pierde usted”, dicen en Antioquia.
Lo más grave es que el chocorazo tiene vía libre. El Congreso aún está enmermelado, ahíto y repleto con las prebendas que recibió durante el debate sobre el peculado en el Mintic. Así el gobierno, sostuvo a la titular de la cartera. Con un “pequeño” soplo se aprobará la triquiñuela.
“Ojo al 22”, porque las canastas de votos que descubrió el padre Revollo, en el 1885, están listas para ingresar a las urnas y cambiar de nuevo el rumbo legal de esta patria.
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