“Inmueble patrimonial restaurado”
En un discurso ante la Cámara de Representantes, Julio Arboleda proclamaba la creación del Partido Conservador en 1948 y, un año más tarde, Mariano Ospina Rodríguez y el poeta que introdujo el romanticismo en Colombia, filósofo y matemático José Eusebio Caro, elaboraron un documento que denominaron “Programa Conservador de 1849”, que apareció en el periódico “La Civilización” del jueves 4 de octubre de ese año, tradicional fecha fundacional del conservatismo colombiano.
En el número 4 de La Civilización, Mariano Ospina Rodríguez escribió:
“Los conservadores forman un partido sosegado y reflexivo, que estima en más los resultados de la experiencia que las conclusiones especulativas de la teoría, es esencialmente práctico y, por consiguiente, poco o nada dispuesto a los arranques de entusiasmo, si no es contra los excesos del crimen y la maldad. No desprecia ninguna teoría que tenga apariencias de razón, está dispuesto a ponerlas todas en práctica, pero por vía de experiencia, y por consiguiente con calma y con prudencia. Estimado sólo el fondo de las cosas da poca importancia a las palabras (…) este partido tiene más ciencia práctica, juicio y rectitud que ardimiento y entusiasmo”.
Esa tradición conservadora, que ha tenido -por lo menos hasta las últimas elecciones regionales- al conservatismo boyacense como uno de los bastiones más representativos de las convicciones conservadoras del partido, se refleja en un centro cultural y político que en medio del centro de Tunja y frente al tradicional Club Boyacá, trata de emerger entre vendedores ambulantes, migrantes venezolanos y almacenes ‘todo a mil’ de antioqueños, que se han tomado el centro de Tunja; es la “Casa Conservadora Laureano Gómez”, que en 1966, con el apoyo, particularmente de un grupo insigne de señoras tunjanas que se reseñan en el cuadro de honor del Partido, entre las cuales aparece mi abuela paterna, lograron ellas, con su esfuerzo y dedicación, estirando sus presupuestos familiares, adquirir los bienes económicos para la adquisición de esa casa, según consta en la Escritura pública 949 de 1966 de la Notaría Primera de esa ciudad.
En 1967 se creó por Luis Sarmiento Buitrago, José María Villarreal Sandoval, Bernardo Rodríguez García, Aníbal de J. Medina y Eduardo Torres Quintero, el “Fondo Conservador de Boyacá”, que se transformó en la Fundación para el Progreso de Boyacá, que durante cincuenta años ha colaborado en el proceso de fortalecimiento democrático e ideológico conservador, a través de su presencia en el Departamento y en Tunja, por lo cual, en su momento, el Directorio Nacional Conservador, mediante Resolución 017 de 2017, le concedió la medalla “Caro y Ospina”.
Hoy en día, la “Casa Conservadora”, referente del ahora exiguo partido, es inmueble patrimonial de la ciudad de Tunja y se encuentra totalmente restaurada, convirtiendo al sala principal del inmueble en un auditorio para trescientas personas, bautizado recientemente con el nombre de José María Villarreal Sandoval, el gobernador que salvó a Bogotá de la catástrofe, pues las tropas militares que llegaron a la capital para controlar a las turbas enardecidas en la revolución de abril de 1948, procedían de Boyacá con órdenes expresas de respaldar el gobierno constitucional, en cabeza del presidente Mariano Ospina Pérez.
El doctor “Chepe” Villarreal, quien llegó a presidir el Directorio Nacional Conservador, además de gobernador y ministro de Gobierno y de Justicia, fue Representante a la Cámara y Senador de la República, así como embajador de Colombia en Inglaterra, Brasil y Japón, donde estuvo en dos ocasiones, pues su señora Susana Camacho de Villarreal, también fue embajadora de Colombia ante la Corte Imperial de Hiro Hito, impulsora del arte del Bonsái en nuestro país, así como la única mujer que hasta ahora ha sido gobernadora titular de Boyacá.
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