La crisis climática en Argentina | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Enero de 2023

Martín Rapetti, cuarta generación de productores agropecuarios en la provincia de Corrientes, en el noreste de la Argentina, ya perdió más de 30 vacas por falta de alimento y agua, debido a la larga sequía que castiga gran parte del territorio del país. “No hay pasto; los animales tienen que meter los dientes en la tierra seca”, cuenta con resignación.

Este fenómeno climático extremo, que según los expertos será cada vez más común, es mucho más que una amenaza de cara a un futuro impreciso y ya representa un daño concreto: le hará perder este año a Argentina, potencia mundial en la producción de alimentos, miles de millones de dólares en exportaciones y profundizará su crisis económica.

“La acumulación de tres años con escasez de lluvias hace que la situación sea cada vez peor. Los arroyos y los ríos se nos han quedado sin agua y ahora se nos están secando también las napas subterráneas”, relató Rapetti desde la localidad de Curuzú Cuatía.

“Las vacas están en muy mala condición corporal. Y están sufriendo las producciones de granos, de cítricos, de hortalizas… De las 300 hectáreas que tenemos de capacidad en arroz, pudimos sembrar solo 35 por falta de agua”, agregó este mediano productor agropecuario.

Las consecuencias van mucho más allá de las zonas rurales porque este país sudamericano, que afronta una delicada situación económica, con una inflación disparada hasta casi 100 % anual y 40% de su población viviendo en la pobreza, depende fuertemente del campo para conseguir divisas y sostener el valor de su devaluada moneda.

Durante el primer semestre del año anterior, el último dato oficial, 57,6 % de sus exportaciones nacionales proviene de la producción de los principales granos (soja, maíz, trigo, girasol y cebada) y de la ganadería bovina (carne, cueros y lácteos).

Así, la sequía hará que dejen de ingresar en 2023 cerca de 8000 millones de dólares en ventas al exterior y esto generará un fuerte perjuicio directo a las arcas estatales, que dejarán de percibir más de 1000 millones de dólares en impuestos a las exportaciones de soja, maíz y trigo, los tres cultivos que ocupan la mayor superficie.

Las cifras las reveló el 17 de enero la Bolsa de Comercio de Rosario, entidad de referencia en la economía agropecuaria argentina.

Este país sudamericano, de 46,2 millones de habitantes, depende en gran medida del campo para sostener su economía. Argentina es el tercer productor mundial de soja, detrás de Estados Unidos y Brasil, y el segundo productor de carne vacuna, de acuerdo a datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Solo la soja, que es la actual reina de las exportaciones argentinas, generó ventas por 12 113 millones de dólares, (27,3 % de las exportaciones totales), según el organismo oficial de estadísticas. Ello incluye al grano y sus aceites y harinas.

A causa del cambio climático, los eventos extremos como las sequías o las inundaciones van a darse cada vez con mayor frecuencia e intensidad, advirtió  la secretaria bnacional de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación, , Cecilia Nicolini.

“Pero estas problemáticas no son escenarios a los que tengamos que acostumbrarnos ni resignarnos. Necesitamos adaptarnos a sus efectos y transformar nuestros sectores productivos para que sean más resilientes, mientras reducimos sus emisiones de gases de efecto invernadero”, añadió.

Tal vez el punto más delicado de toda esta historia es que la propia Nicolini cuantificó en 185.000 millones de dólares el financiamiento que el país necesita hasta 2030 para implementar el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático.