La figura de la escisión, según el Consejo Nacional Electoral, debe entenderse como la posibilidad de que un partido o movimiento político se disuelva y divida su patrimonio en dos o más partes, a favor de una o varias colectividades políticas existentes o nuevas. Por su parte la ley 1475 de 2011, señala que la escisión de los partidos y movimientos políticos se regirá por lo dispuesto en la ley o en lo que definan sus estatutos.
A pesar de que la figura existe desde el 2011, hasta la fecha solo dos partidos políticos en el país han obtenido el reconocimiento de la escisión, de acuerdo a los lineamientos definidos por parte de la Autoridad Electoral. El partido Dignidad que se dividió del Polo Democrático y el partido La Fuerza de la Paz, que lo hizo del partido político ADA. Generalmente las razones obedecen a falta de identidad ideológica entre los congresistas de la bancada.
Tal situación puede ser muy perjudicial para el sistema político - electoral colombiano, toda vez que se constituye en un mecanismo para crear un número indeterminado de partidos políticos en el futuro. De hecho, pudiera presentarse una futura escisión colectiva de múltiples organizaciones políticas, disparando de manera importante la cantidad de partidos en Colombia. Peor aún, si se acepta que las nuevas organizaciones beneficiarias, a su vez, también tengan la posibilidad de escindirse ilimitadamente.
Es claro que el Consejo Nacional Electoral, aplicando la analogía, acudió a las normas mercantiles para reconocer la escisión de partidos y movimientos políticos. No obstante, se hace necesario que en el futuro se limite dicha figura, a fin de evitar el abuso sistemático de la misma como forma para obtener una personería jurídica. Lo deseable sería aprobar una ley que regule de manera integral la materia y con ello dejar zanjada una discusión que pudiera tener efectos muy negativos para la democracia colombiana.
Ya son 34 los partidos políticos que existen en el país, los que, además, reciben financiación estatal para sus gastos de funcionamiento, así como recursos de reposición de votos en cada proceso electoral. Desde el 2018 a la fecha se ha doblado el total de organizaciones políticas y, al paso que vamos, pudiéramos estar volviendo a las épocas del 2003, cuando fueron más de 70 los partidos en el país.
No olvidemos que fueron grandes los esfuerzos del pasado para reducir al máximo tanto partido político, evitando el fenómeno de las microempresas electorales, y la personalización de la política. Es mucho mejor para una democracia, partidos sólidos y fuertes con gran apoyo popular, vocación de poder e independientes.
Para octubre, cuando se llevarán cabo las elecciones regionales, veremos una infinidad de listas y candidatos, así como unos tarjetones más atiborrados de logosímbolos de los partidos, lo que hará más difícil el ejercicio de voto y por tanto aumentará el número de votos nulos. De igual manera, el proceso de escrutinio también será mucho más complejo y demorado, así como aumentará la posibilidad de errores al momento de los resultados.