“Trump debe pensar con sensatez y prudencia”
Tremendo lio el que está por sorprender al presidente Trump si insiste en mantener su política de deportaciones masivas, que hacen parte de la campaña para su reelección.
Su última amenaza económica a China no fue madurada suficientemente antes de hacerla pública.
En él son muy frecuentes salidas sorpresivas, unas en firme y otras en falso. Unas reales y otras a manera de globos de ensayo. Lo tiene sin cuidado rectificar sus posiciones, metas y anuncios. Es tal la cantidad de twitter, mensajes, declaraciones y anuncios que emite por hora que a él y a muchos norteamericanos ya les resbalan.
La guerra económica que mantiene con el gigante asiático ha trastornado la economía global a tal extremo que muchas naciones están en dificultades, entre ellas México, Argentina y Colombia en este continente. Lo nuestro se refleja en el precio del dólar, que de paso no sirve para nada, porque es muy poco lo que tenemos para exportar. Y para completar, ha alejado la inversión extranjera.
Pues bien: la guerra económica que pisa a Europa y al resto del orbe fustiga también a Trump. Frenará su afán opresor a los inmigrantes, que llegaban a los Estados Unidos a fortalecer la economía. También sosegará su poderío soberano y el afán por imponerlo al resto del planeta. Y no solamente en su patio trasero del sur del continente. A Norteamérica han llegado emigrantes de Europa y de otras latitudes para engrandecerla. A nadie se le había ocurrido antes construir muros, expedir leyes o proyectar barreras migratorias para aislar a ese país de la laboriosidad, la tecnología, la riqueza, la fama, el pensamiento, los ideales y el buen vivir que le aportan los extranjeros.
Trump quiere ahora aplicar de nuevo más aranceles y castigos económicos a los chinos; arreciar las deportaciones de familias -especialmente hispanas-; encarcelar niños documentados e indocumentados; obligar a las empresas gringas a reestablecerse en su territorio, so pena de soportar medidas internas extremas. Las épocas electorales calientan cabezas y pensamientos, e impiden hasta a los más sagaces, audaces, astutos, ladinos e inteligentes, actuar con la cordura que demandan dramáticas o elementales decisiones.
Si de atraer u obligar a sus empresarios a regresar con sus fábricas a Estados Unidos se trata, Trump debe pensarlo con sensatez y prudencia. Primero que todo debe proceder a levantar todas las normas que mancillan a los inmigrantes. Debe atraerlos si en realidad ha pensado en competir con los chinos. Solo con esa fuerza laboral y esa mano de obra puede recuperar los mercados locales e internacionales.
Y qué decir de la reacción de las naciones que tienen fuerza laboral barata, abajo del río Grande… Esos también se pellizcarán y aprovecharán la guerra económica USA-China para conquistar los mercados en todo el mundo.
Trump tendrá que pensar más en cómo afrontar esta guerra económica y abandonar su feudalismo, porque el tiempo se acaba económica y electoralmente.
BLANCO: Falló la venganza de Ricardo Ferro.
NEGRO: No se puede jugar con Avianca. Financieramente se deben usar las palabras exactas.