BLANCO Y NEGRO
Cada hora que pasa vemos las grandes equivocaciones que comete un gobierno del que todos abusan. Se avecinan las elecciones -Ojo al 22, advirtió Uribe- y al presidente Duque lo presentan como un impreparado, arrogante, sordo, ciego e insensible, que simula fortaleza y mando, pero que no actúa, porque es débil y da papaya.
Lo que hoy nos pasa afloró a finales de abril, cuando un desactualizado ministro de Hacienda, impuesto por el codueño del mandato, se apresuró a elaborar, amparado por la pandemia, una reforma tributaria que descargaba el costo del país en los pobres, mientras entregaba el baúl del pirata a los más ricos.
Ese fue el polvorín que disparó la gran protesta popular que tanto lamentan la derecha y el uribismo.
Lo dijo Duque en un excelente reportaje que le hizo el diario El País de España: “si pudiera volver atrás, buscaría un consenso y pedagogía más amplia. La reforma fue utilizada para exacerbar odios y reacciones violentas. Cuando vi que se utilizaba para desatar la rabia, preferí retirarla”. Ahí se puede observar de cuerpo entero el grave error de Duque: se deja manejar, se equivoca y si se entera, quiere volver atrás.
Si ese “preferí retirarla” se hubiera producido a mediados de mayo, tendríamos a 50 compatriotas vivos, casi mil no hubieran sido hospitalizados, 1.500 no estarían detenidos, ni 356 desaparecidos y 50 muchachos verían por sus dos ojos.
Nada que decir de las enormes pérdidas que nos obligarán a imponer nuevos impuestos, ni de las refriegas que llegarán de nuevo con funestas consecuencias. Tampoco sobre lo que nos costará la pérdida de la calificación inversionista.
“Si pudiera volver atrás” es una necedad. Ya la leche está derramada. Ahora hay que afrontar la realidad, con sabiduría, equilibrio, madurez y sensatez. Solo así podremos enderezar la nave y salir de la pobreza, la injusticia, el hambre, la vida de nuestros marchantes y las penurias. Duque debe bajar de la nube, desprenderse del círculo que lo asfixia y se cree su propietario. Logrará entonces ofrecer la pericia, la maestría y la destreza que Colombia reclama.
Debe olvidar la contienda electoral que sus socios están montando para mantener sus privilegios, a costa de lo que sea. No puede continuar enviando emisarios a negociar acuerdos con los directivos del paro, para después desautorizarlos, porque no llenaron a Uribe y a Vargas Lleras.
El palo no está para cucharas, es perentorio e imperativo el momento de actuar, antes de que sea tarde. Ya hasta sus más amigos, exprimidores y falsos gregarios lo irrespetan, le dicen débil y llegan a pedirle la renuncia. ¡No les dé ese gusto! Envíelos al lugar adecuado. Hay gente capaz y erudita que acompaña con fidelidad.
BLANCO: La reapertura que impondrá el 8 la Alcaldesa Claudia.
NEGRO: La costosa “volteada” de Vargas: mermelada con cuatro ministerios para salvar al de Defensa. Ahora Cambio Radical es de derecha: esa la llaman “centro derecha” de Pastrana y Uribe.