Bien vale la pena ser optimista, como actitud propia del año nuevo, para dejar de lado, por un momento, el deterioro de la belleza de Bogotá, y concentrarse en su esplendor en los meses de diciembre y enero, desconocido por el mundo y por la misma Colombia, al punto que sus habitantes en forma contradictoria la dejan bastante sola, cuando la promoción turística podría expandir su bella imagen y placentera estadía.
La ciudad se engalana de un telón azul con un radiante clima, aunque presente algunas lluvias, y vive un respiro en la congestión tradicional, o mejor suspiro, producto de la salida de muchos, para entrar en ambiente sereno, no obstante la ciudad se mantenga en su hiperactividad todo el tiempo.
A 2.640 metros sobre el nivel del mar, su clima de montaña pasa en esta época de la temperatura media de quince grados centígrados a una temperatura muy agradable entre 19 y 21 grados centígrados al medio día. Por supuesto, hacia las seis de la tarde, en el lindo atardecer baja la temperatura como lo es normal en la ciudad hasta los 8 o 6 grados centígrados y puede presentarse bastante frío a la madrugada, con las consabidas heladas.
Esa combinación de clima con tranquilidad debería empezar a dejar pasar de desapercibida y ser un ingrediente clave para promover el fomento turístico de la ciudad por esta época.
Hoy que se habla del turismo ecológico y sostenible es preciso este tiempo para promover con mayor intensidad la visita al Jardín Botánico - ya programada por la administración- como la posibilidad de aprovechar mejor los senderos habilitados entorno a las quebradas, humedales, y hasta altos de páramo y palpar, en el mejor de los climas, la riqueza de los Cerros Orientales.
Una feria cultural debería ser el centro en esta temporada, de pintura por ejemplo si las ferias del libro, teatro, cine y artesanías resultan difíciles de mover de su origen. Existe la Feria Navideña de la Ruta del Maíz, para quienes gustan de productos del maíz y de la chicha en la Plaza de la Concordia en La Perseverancia pero se necesita aprovechar la ciudad en general. Una feria de música, sin que se cruce con la de Cartagena, sería otra opción, donde se promueva al arte en todas y cada una de las localidades.
Una Bogotá donde el turismo caminando sea un placer más si se trata de convertir la ciudad en un Destino Turístico Inteligente -como lo han llamado- donde sea posible entrar en una aplicación móvil que permita escanear códigos QR sobre cada sitio turístico para el acceso en tiempo real a la información audiovisual (audios, videos, fotos, historias) del lugar, como lo inspirara Gabriel Pardo García-Peña. Sobra decir que lo primero para ello es brindar seguridad al caminante.
Similares condiciones a la de Bogotá la tienen los municipios de La Sabana y es una circunstancia para promover igualmente la interconexión con el turismo en la región. Es esta la mejor época para estar en Bogotá y contradictoriamente muchos salimos, en parte porque, como lo hace la mujer, hay que complementarle el atractivo.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI