Entre las fuentes primarias de energía, así como en la matriz energética han tenido y siguen teniendo una gran preponderancia aquellas de origen fósil (el carbón, el petróleo y el gas, especialmente), superando el 80% de las mismas. Hoy el mundo produce unas 12.000 millones de TEP de energía, equivalente a 218 MMBPE, de las cuales el 81% se obtienen del carbón, del petróleo y el gas. No obstante, las megatendencias apuntan hacia una recomposición de la matriz energética, debido a dos factores fundamentales, la reconfiguración del mercado energético (2007) y el Acuerdo de París contra el Cambio climático (2015).
La teoría del “pico” de Hubbert, también conocida como cenit del petróleo, se tuvo por mucho tiempo como la verdad revelada. Según ella, las reservas de crudo empezarían a declinar con el despuntar del siglo XXI y de paso su escasez mantendría por las nubes su cotización. Pero, de pronto, irrumpió la tecnología del fracking en los EEUU para explotar yacimientos no convencionales y ello catapultó a la potencia del norte, que llegó a equipararse con Arabia Saudita como gran productor. Y de paso la “revolución de los esquistos”, como se le denomina, arrastró a la baja los precios del petróleo. Si antes se especulaba sobre el momento en que las reservas de crudo empezarían a declinar, ahora abundan los vaticinios sobre el momento en que empezará a decaer la demanda del mismo.
Cada día el consenso es mayor sobre la necesidad de encarar la amenaza del Cambio climático. Por fuerza de las circunstancias, la comunidad internacional arribó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio Climático (COP21) en París (2015) al consenso en el sentido que “el mundo debe alcanzar la ´neutralidad´ de las emisiones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de este siglo”. Y para ello es menester impulsar el objetivo 7, de los 17 y 32 metas, de las 169 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) a alcanzar para el 2030. Se trata de que la energía sea asequible y no contaminante, con lo cual se le abre un espacio enorme al desarrollo de las energías renovables y limpias.
Y lo dijo Bill Gates, “la clave del éxito está en saber detectar hacia dónde va el mundo y llegar allí primero”. En esa carrera están los países, tratando de llegar primero y gracias a la torpeza de Trump, China está sacándole ventaja a EEUU y no sólo a EEUU. Lo dijo claramente la Comisaria de Industria de la Unión Europea Elzbieta Bienkowska: “si China introduce una cuota de 10% de vehículos eléctricos -como acaba de hacer- los fabricantes europeos no pueden invertir únicamente en mejorar los motores de combustión”. Estamos, entonces, en medio de una transición energética que no se va a detener y de lo que se trata es de no rezagarse, de no dejarse sorprender. ¡El que se despabila pierde!