Podemos afirmar que la mayoría de los colombianos hemos admirado la pujanza y el espíritu emprendedor de los antioqueños; incluso, algunos se atreven a describirlos como una ‘raza superior’ respecto al resto del país. Por supuesto, este juicio se fundamenta en la inteligencia y capacidad de trabajo que caracteriza a la sociedad antioqueña, demostrada en las realizaciones que su historia registra.
Solo un ejemplo: hace treinta años, en abril de 1994, los antioqueños pusieron a rodar el Metro de Medellín, mientras que el de Bogotá sigue atrapado en un tedioso viacrucis político que comenzó hace cincuenta años y, actualmente, desde el poder central, Petro le pone obstáculos en sus rieles.
Cuando Petro afirmó que las vías de cuarta generación o ‘4G’ no eran su prioridad y vociferó que ‘por esas autopistas van las tractomulas cargadas de las mercancías de los dueños del gran capital’, anunció a Antioquia que no financiaría la terminación de esas obras que atraviesan su territorio, de inmediato se viralizó un video en redes sociales, grabado por un obrero antioqueño del Túnel del Toyo (Estiben Pino), invitando a aportar ‘un granito de arena para terminar las obras, porque Petro se va y Antioquia sigue’. Surgió entonces la idea de hacer una ‘vaca’ para recolectar el dinero necesario que garantice la culminación de aquellos proyectos.
Y bajo la dirección del gobernador Andrés Julián Rendón, otro antioqueño proactivo a quien muchos colombianos admiramos por su carácter y liderazgo, los 'paisas' emprendieron la tarea, que parecía titánica, de sacar de su bolsillo los recursos para las 4G en su departamento, a pesar de que la construcción de estas obras corresponde al gobierno nacional. La tenacidad de los antioqueños demostró, con la 'vaca', que ‘sí se puede’, como lo estampara Belisario Betancur, otro paisa, pues en el segundo día ya habían alcanzado los 1.240 millones de pesos.
Ante esta realidad que representaba una adversidad para él, Petro desató su furia contra la 'vaca'. Y solicitó al gobernador Rendón suspender la colecta a la que consideró innecesaria y sugirió el cobro de valorización por las obras; propuesta jurídicamente inviable. Y frente a la firme decisión de Rendón de seguir adelante con la 'vaca', Petro pidió una ‘investigación rigurosa’ sobre unos supuestos aportes del Clan del Golfo a la 'vaca'; a propósito, aunque no se sabe quién se inventó el aporte del grupo criminal, ‘se le ven las orejas al burro’, decían los abuelos.
Petro no cesó en sus embestidas contra ‘la vaca’, llegando incluso a amenazar a Rendón con el Código Penal y tildar de ‘bellaquería’ la tarea de la dirigencia antioqueña. Sin duda, Petro sintió pasos de animal grande porque la 'vaca' se creció y por todo el país; por ello, ha intentado detenerla, amarrarla o matarla, sin éxito. Hay que notificarlo con el refrán mexicano: ‘tanto peca el que mata la vaca, como el que le amarra la pata’.
Lo cierto es que el éxito de la 'vaca', iniciado con aportes de ciudadanos del común y empresarios antioqueños, se convirtió en una causa nacional. Esta motivación colectiva contagió a muchos colombianos en varias regiones del país, demostrando su voluntad de contribuir. Sin duda, la ‘vaca’, se transformó en un símbolo y ejemplo de unidad ciudadana, que debe ser aprovechado, desde las regiones, frente a otros propósitos nacionales, como la urgente necesidad de unirnos para defender a la patria de la amenaza latente.