Las brasas ardientes y las pedradas | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Enero de 2025

Debemos estar muy atentos sobre lo que le va a suceder a Venezuela en las próximas semanas. Cualquier cosa que acontezca en el vecino país va a tener repercusiones en Colombia. Y para eso hay que prestar mucha atención a lo que está empezando a decir la nueva administración Trump.

Un primer punto de referencia lo encontramos en la declaración de política frente a Venezuela del Secretario de Estado, durante la audiencia de ratificación que tuvo lugar ante el Senado de los EE. UU.

De esa audiencia y de lo que allí dijo Marco Rubio van saliendo pespuntes de lo que será la actitud de la nueva administración Trump frente al gobierno ilegitimo de Maduro en los meses venideros.

Queda en claro, en primer lugar, que el equipo de Trump y su Secretario de Estado tienen perfectamente estudiado qué es lo que ha venido sucediendo en Venezuela. No llegan a improvisar. Y cuentan con un arsenal documental muy abigarrado que seguramente se traducirá en medidas concretas frente a Venezuela.

¿Qué dijo Rubio en su audiencia de ratificación senatorial? Las siguientes linduras:

  • Venezuela está en manos de un cartel criminal de narcotraficantes.
  • Biden se equivocó al negociar con Maduro, quien lo engañó y le arrancó concesiones que nunca debió otorgarle los Estados Unidos.
  • Las últimas elecciones fueron fraudulentas.
  • Las petroleras norteamericanas que allí operan como Exxon están financiando un régimen ilegitimo y corrupto.
  • El régimen de Caracas tiene vínculos inaceptables con Irán que deben erradicarse por la seguridad de la región.
  • Urge un cambio total de política de los Estados Unidos con relación a Venezuela.


De manera que ya sabemos cómo vienen las cosas del nuevo gobierno norteamericano con relación a Maduro y sus compinches. No parece que vaya a haber contemporizaciones como las hubo durante el gobierno Biden.

Las sanciones económicas se van a endurecer. Venezuela, tal como hoy está gobernada, la entiende el gobierno Trump como una amenaza regional. La intervención del nuevo secretario de Estado es en cierta manera una declaración de enemistad anticipada con el régimen de Caracas hasta que éste desaloje el palacio de Miraflores.

La tolerancia para con las petroleras norteamericanas para que sigan explotando el crudo en territorio venezolano o exportándolo va a terminar. El nudo sobre el régimen de Caracas se va a apretar. Y, por lo tanto, las fuerzas que empujan la emigración de ciudadanos venezolanos en vez de disminuir con el nuevo gobierno de Washington van a aumentar. El discurso de posesión de Trump así lo confirma.

Habrá que analizar en los días venideros con la profundidad de las sanciones concretas que vaya adoptando el gobierno Trump frente a Venezuela. Pero lo que ya es cierto es que ellas irán en la dirección de endurecerse, nunca de aflojar las existentes.

La política exterior del gobierno colombiano en las semanas venideras deberá ser muy cuidadosa en consecuencia. Declaraciones sinuosas o ambiguas como las que hasta ahora ha adoptado el gobierno Petro frente a Maduro de poco servirán. Y más bien pueden enturbiar las cosas.

El tema de las deportaciones masivas de inmigrantes que anuncia el nuevo inquilino de la Casa Blanca es una brasa caliente que va a arder en los meses venideros. También lo serán las amenazas de los aranceles blandidos por Trump como arma arrojadiza contra todo aquel que no se pliegue a sus caprichos.

Ojalá el gobierno colombiano tenga la lucidez de no dejarse quemar con estas brasas ardientes, y de evitar salir descalabrados con las pedradas que empiezan a lanzar con inusitada fuerza las nuevas autoridades del gobierno de los Estados Unidos contra Maduro.

Y ojalá tengamos también la lucidez (ahora con nueva canciller que es de esperar resulte menos obsequiosa con Maduro que su antecesor), para entender que los implacables cuestionamientos que el gobierno Trump se dispone a plantearle al régimen ilegítimo de Maduro, no ameritan que nos solidaricemos con una causa que finalmente no es la nuestra. Podemos salir chamuscados en las llamaradas imperiales de Trump.