Es vital conocer la historia para aprender de ella y no repetirla o simpelmente para comprender el porqué de lo que hoy sucede.
Existen muchas maneras de estudiarla y revisarla. Una de ellas es a través de la lupa de las Constituciones que ha adoptado la República desde el momento de su independencia, que en el caso colombiano data de los inicios del siglo XIX. Ello obliga a revisar simultáneamente la situación política, social y económica, así como el entorno internacional en cada momento y época.
En efecto, las cartas políticas obedecen y reflejan las disputas y acuerdos propios de las sociedades que evolucionan y reciben el influjo de diversas corrientes, así como de las necesidades y clamores populares.
Así se puede entender porqué una nación pasa de considerar que el Estado debe adoptar un sistema unitario a entender que la mejor forma de organizarse es alrededor de un régimen federal. En efecto, sólo a partir de la revisión y comprensión de lo que implicó organizarse como los Estados Unidos de Colombia, puede entenderse que luego Colombia adoptara la Constitución de 1886, cambiando radicalmente la idea federalista para abrazar al Estado unitario y centralizado y, posteriormente, en 1991, conservando el estado unitario, profundizó la descentralización de sus entidades territoriales.
Lo anterior es un ejemplo de cómo los países modifican sus prioridades en función de lo vivido y para lograr mayor gobernabilidad, pero sobre todo para que los habitantes del territorio sean satisfechos en sus necesidades y pretensiones de bienestar que el Estado debe garantizar.
A propósito de lo anterior, vale la pena examinar la historia constitucional de Colombia.
En ese sentido, la Academia Colombiana de Jurisprudencia, institución fundada en 1894, que cuenta con algunos de los más reputados juristas e historiadores del país, ha publicado recientemente, con la Editorial Tirant Lo Blanch, una obra rigurosa, extensa y muy bien lograda, en la que expertos indagan y enseñan aspectos relevantes del contexto socio-político, cultural y económico desde 1810 hasta nuestros días.
Es una gran contribución que ayuda a dar significado a los difíciles momentos por los que atraviesa Colombia y que permite albergar esperanzas respecto al futuro. La lectura de la obra deja ver el presente como parte de un proceso, consecuencia de más de doscientos años de vida republicana y seguramente causa de lo que vendrá para las generaciones futuras.
Al recorrer las páginas de los dos tomos que integran el libro y siguiendo en orden cronológico los sucesos del transcurrir convulsionado, se repasa la historia socio-política y económica de Colombia, a partir de miradas plurales y diversas de las Constituciones, particularmente considerando lo que las originó.
Análisis juiciosos y comprensivos sobre cada eje temático de las leyes fundamentales dan cuenta de formas de organización del poder, modelo económico, forma de organización territorial así como de la evolución de los derechos que se han incorporado en las cartas. Están recogidos de forma aguda aquellos asuntos que evidencian avances respecto a la ampliación de la ciudadanía pero también los que, de forma maravillosa revelan cómo sectores que hoy afirman ser históricamente excluidos, han sido protagonistas de primera linea de los procesos socio políticos.
Es un texto que aparece para ilustrar sobre estos asuntos, precisamente cuando nuestra más reciente Constitución celebra sus primeros 30 años de vigencia.
Por @cdangond