Para nuestra fortuna y la de nuestras generaciones, en los últimos cincuenta años nos ha tocado vivir unas épocas privilegiadas durante las cuales cientos de colombianos han logrado grandes gestas e hitos, así como coetáneamente, en otras latitudes otros han llevado a cabo grandes hazañas que enaltecen la humanidad. Hace escasas horas, nuestro hermoso pabellón nacional ondeó orgulloso en los Campos Elíseos, en plena capital francesa. Nuestras notas del himno nacional enaltecían, entretanto, la hazaña de un muchachito zipaquireño de apenas 22 años, Egan Bernal, que en su caballito de hierro se coronó Campeón de la Tour.
Han sido cincuenta años de palmares patrios desde que el gran Cochise Rodríguez debutó en las Galias. Tres subcampeones, Fabio Parra, Rigoberto Durán y Nairo Quintana subieron al podio de los inmortales .Logramos veinte victorias en etapas y dos campeonatos de montaña. Nada mal para nuestros escarabajos.
Sigamos con el balance. Quince días atrás, dos caleños, Sebastián Cabal y Robert Farah, con gran calidad y enorme entrega, se coronaron reyes del deporte blanco, en las canchas sagradas de Wimbledon. Complementaban los triunfos logrados por el atletismo, el boxeo y el patinaje que han logrado siempre gran reconocimiento internacional. Lo triste del asunto es que el gobierno para premiar estos esfuerzos lo único que sabe hacer es reducir el presupuesto destinado a los deportes y a los deportistas En honor a la verdad todo parece obedecer más al temple y coraje de una raza El Estado haría bien en repensar prioridades.
Todos debemos celebrar la gran calidad humana de nuestro campeón Bernal. Su extrema sencillez, su calidez personal, su profundo amor familiar. Su inmensa entrega y la forma como se ha venido moldeando y preparando, lo mantendrá por muchos años en la élite mundial de su deporte. Son todas noticias que no solo nos deben llenar de alegría sino que nos permiten ver el futuro con mucho más optimismo.
+++
Antes los partidos políticos se creaban para durar como mínimo cien años. Hoy penas alcanzan los veinte. Tal es el triste caso del Partido Social de la Unidad Nacional, más conocido como el partido de la U. El presidente Uribe fue su primer mentor y se apoyó en el para gobernar. Luego vino Santos e hizo lo propio. Sin embargo esa colectividad no supo ni pudo ir a más porque siempre ha sido una "montonera" de intereses personales y políticos de los caciques regionales.
Por eso funcionaba al ritmo de "la mermelada" que recibía. Como en el gobierno de Duque parece que este aliciente se está agotando, sus conspicuos miembros se encuentran en un verdadero limbo. Sin ideas, sin tesis, sus programas es, como diría Samper, la U es un verdadero "sancocho ideológico" .Según El Nuevo Siglo se encuentra en desbandada y le espera un gran descalabro en las próximas elecciones.
Adenda
Álvaro Gómez solía decir que era mejor no averiguar cómo se hacían las encuestas, porque sucedería lo mismo que cuando indagamos por la forma como se hacen las morcillas. Algo no muy agradable terminaríamos por descubrir. Por ello sería bueno que el Consejo Nacional Electoral- que hasta la fecha no ha tenido utilidad alguna- se apresure a regular su normatividad y podamos contar con encuestadores idóneos y profesionalizados.