Los animales y la democracia | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Agosto de 2019

“Propuestas a favor de su bienestar y protección”

El país político se apresta a elegir el próximo 27 de octubre a gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y ediles. Como siempre las voces disonantes no se dejan esperar, en un país herido de muerte por la corrupción, donde lo público, en un buen número de municipios, se ha convertido en el botín que espera impaciente la elección del saqueador de turno. A pesar de esas experiencias amargas no podemos perder la esperanza y mucho menos renunciar a nuestro sagrado derecho de elegir a quienes deben guiar los destinos del departamento y del municipio donde vivimos, más aún sabiendo que por sus manos pasarán las decisiones con incidencia en el bienestar de los animales que viven en sus jurisdicciones.

La lucha por los derechos de los animales para muchos de nosotros se ha convertido en un estilo de vida. Las vidas de ellos, al igual que las nuestras, se desarrollan predominantemente en un territorio específico. Muy al contrario de lo que imaginamos la política tiene una incidencia directa en la calidad de vida que puedan llevar, el nivel de protección y bienestar que experimentan, al punto que el futuro y la permanencia de muchas especies dependen esencialmente de las decisiones que las autoridades tomen en sus respectivos territorios.

La acción democrática acompañada del ejercicio efectivo del voto nos debe llevar a ser muy selectivos a la hora de depositar nuestra confianza en un candidato y el programa o propuestas de gestión que lo respaldan. De ahí que debamos aprovechar este tiempo para revisar las apuestas de gobierno e identificar aquellos candidatos que respaldan su aspiración en acciones programáticas que incluyan los intereses de los animales domésticos y silvestres.

En este periodo de reflexión democrática es necesario tener en cuenta que quienes aspiramos a que los animales sean reconocidos como titulares de derechos, no aspiramos a que ellos tengan los mismos derechos que nosotros los humanos. Solo aspiramos a que el sistema jurídico establezca un mínimo de condiciones respetuosas con su naturaleza y condición; que puedan vivir sin malos tratos; que puedan acceder y vivir en su ambiente natural y, por tanto, expresarse según su especie; que puedan beber y alimentarse de manera adecuada; que sean atendidos cuando padezcan alguna enfermedad o lesión; y que estén libres de angustias y miedos.

A la hora de definir a nuestros candidatos es necesario pensar en aquellos que tengan propuestas equilibradas para gestionar las entidades territoriales, y que entre ellas necesariamente incluyan iniciativas en favor de los animales, de su bienestar y de su protección. Preferir a aquellos que estén dispuestos a gestionar de manera adecuada los centros de bienestar animal, los que le están apostando a preservar los bosques y las cuencas hídricas. En democracia nuestra opinión cuenta y más aún cuando nos ponemos del lado de los más débiles. Cuando privilegiamos las propuestas que benefician a los animales hacemos democracia inclusiva y elegimos pensando en aquellos que nunca, por obvias razones, tendrán el derecho de hacer parte de las decisiones que los benefician o perjudican.

Especialista en Derecho Constitucional- Universidad del Rosario