Cómo han pasado los años. Recordemos cuando los aspirantes a dirigir los destinos de la capital del país no pasaban de dos y solo dos partidos aquellos tradicionales, respaldaban y luchaban por lograr el triunfo de su candidato en las urnas. Otros tiempos, diferentes problemáticas e incomparables retos.
Hoy, por fortuna, tenemos un elevado número de aspirantes a la administración de la ciudad, hecho que nos brinda un abanico interesante de oportunidades, donde los ciudadanos tienen la gran posibilidad de escoger entre aquellos, el de más preparación, conocimientos, compromiso y experiencias, que pueda poner al servicio de la ciudad, programas realizables y necesarios, dirigidos al exitoso manejo administrativo de la capital.
Por estas calendas y con las problemáticas que se viven en nuestra Bogotá, podemos asegurar que todos los aspirantes a este cargo se enfocaran en el tema de inseguridad, por ser un desgarrador sentir ciudadano, que se presenta en todas las localidades y rincones de la capital, amenazando los diferentes niveles sociales, culturales, económicos y laborales...En fin, todos los estratos que compone una sociedad organizada como la nuestra, pero por desgracia intimidada por una serie de patologías detectadas de tiempo atrás y nunca debidamente atendidas, que se han venido potenciando por diferentes motivos también diagnosticados, pero nunca severamente corregidos.
Entendemos que la seguridad es un tema de alta tensión, comprometido en todos los estadios de una administración, con una responsabilidad transversal por responder a todos los clamores venidos de disimiles ángulos y cobijos, tanto de ciudadanos como operativos y administrativos. Una mirada somera nos muestra compromisos con educación, salud, deporte, espacio público, movilidad, malla vial y seguridad urbana. La seguridad -bien lo saben los expertos en el tema que por suerte son muchos y ojalá nuestros aspirantes los consulten y escuchen- no es solo el recurso humano de la institución Policía Nacional, no son solo las cámaras y los centros de monitoreo, ni las alarmas. Seguridad es un concepto más amplio, es ciudad, habitantes, policía, administración y algo sumamente importante: justicia. Los años y la experiencia no demuestran que la tecnología sin el recurso humano no funciona y el recurso humano se debe actualizar y capacitar.
El ciudadano es fundamental en el tejido social integrado con la institución, para complementar el cerco contra la criminalidad. Solo con su asistencia bajarán el homicidio, secuestro, hurto y demás delitos. En cuanto de la administración se espera un compromiso, respaldo y apoyo permanente para implementar planes, programas y proyectos que apalanquen la lucha contra el crimen, en todas sus presentaciones.
Por último, la justicia sobra manifestarlo, es la reina del proyecto, pues sin ella todo esfuerzo seria en vano.
El diagnóstico es claro e inveterado, falta el compromiso político y el acuerdo con las diferentes autoridades.