Para complacer a Donald Trump y al mismo tiempo preservar su entendimiento con Nicolás Maduro para que no se le derrumbe lo orquestado con las Farc y el Eln, el Jefe del Estado colombiano tendrá que ponerles muchas velas tanto a Dios como al diablo.
De hecho, más se demoró en decir la simplona obviedad aquella de que la revolución bolivariana era un fracaso, que Maduro en amenazarlo con "sacar todas las grabaciones y secretos del proceso de paz para que se sepa de lo que se han burlado".
Secretos que, por lo visto, han de ser muchos y tan sorprendentes que, al día siguiente, en la posesión de dos magistrados, Santos ni siquiera se atrevió a mencionar al dictador de Miraflores y, retraídamente, solo atinó a expresar otra obviedad: que en Colombia "tenemos una democracia a la que se debe fortalecer todos los días".
Como sea, no es de extrañar que Maduro tenga en sus computadores muchas verdades, asuntos pendientes, salvedades y compromisos entre el Gobierno y las Farc tanto o más reveladores que los descubiertos en los aparatos de Raúl Reyes en Angostura.
Por ejemplo, es probable que haya recolectado mucha información sobre lo que Santos ha sabido acerca de la presencia de las Farc en Venezuela, su retaguardia estratégica, secuestros, inversiones y redes ilícitas transfronterizas conformadas con el Eln.
También se puede suponer que maneje datos muy precisos sobre la forma en que se decidió concederles a las Farc la impunidad de la que están gozando y de la que gozarán más tarde, empezando por asociar el narcotráfico al delito político, o cómo hacer política sin haber purgado pena alguna.
Asimismo, Maduro podría tener muchas gigas dedicadas a lo relacionado con la multiplicación de cultivos ilícitos, las rutas de la droga y las caletas tanto de dólares como de armamento estrenado y sin estrenar aún.
Tampoco sería extraño que tuviera muchos discos duros repletos de nombres de milicianos, auxiliadores, promotores y representantes de las Farc y el Eln, unos de cuello blanco y otros más próximos al entramado del uso o la amenaza de uso de la fuerza.
Por último, también podría contar con datos proporcionados por la Inteligencia cubana acerca de recursos prometidos a la organización armada, la posible conformación de una coalición para cogobernar en transición y, por qué no, la conservación de ciertas estructuras asociadas a las milicias bolivarianas y a la defensa de la triunfante, gloriosa e inspiradora revolución bolivariana.