Luis Carlos Vélez
EN un país como Colombia en donde la justicia se demora tanto en ser “justa” los/as periodistas han tendido a asumir la función de denuncia y hasta cierto punto, no sé qué tan sano, de jueces.
Dudo acerca de lo sano de esta modalidad porque en muchos casos se pueden cometer injusticias. Lo menciono por esa curiosa cacería de brujas que algunos medios han emprendido en contra de la Ingeniería Civil Colombiana. Ahora resulta que cualquier contratista que en los últimos tres años haya tenido contratos con las administraciones territoriales cae en un terreno sospechoso.
El problema en el caso de la ingeniería colombiana no creo que sea de los ingenieros sino de los periodistas. ¿Qué se está enseñando en las escuelas de periodismo del país? ¿Hay escuelas de periodismo? Y si no las hay, ¿qué pasa con la formación de los periodistas en los distintos medios de comunicación? ¿Quiénes son los periodistas? ¿Modelos? ¿Exministros? ¿Varados?
La historia no sólo puede juzgarse por lo ocurrido en los últimos tres o cuatro años. Hay que analizar con retrospectiva y sobre esa base juzgar si cabe o no iniciar una investigación y enlodar la buena honra de personas que pueden llevar años trabajando honestamente.
En el caso concreto del carrusel de la contratación en Bogotá, los/as periodistas deberían investigar un poco más y darse cuenta de que hay muchos ingenieros civiles que llevan más de 30 años de vida profesional, no sólo contratando en Bogotá sino en todo el país. No puede juzgarse a un ingeniero por ganarse una licitación de más de 190 mil millones de pesos.
¿Es que acaso cuánto cree un periodista que cuesta construir un acueducto? Me preocupan las cifras como la mencionada, porque lo que se da a entender es que el valor del contrato es lo que se gana supuestamente el contratista y esas cifras informadas con tanto veneno, en un país tan belicoso y resentido, es muy peligroso.
Por eso me gusta tanto, la llegada de Luis Carlos Vélez a la dirección de las Noticias de Caracol. Será curioso que un economista y periodista formado en el exterior venga a enseñarle a tanto periodista local, cómo se puede hacer investigación profunda e informar sanamente.
El periodismo colombiano debe aprender a respetar el valor de las fuentes y de la investigación a profundidad y no sólo puede ser cuestión de alborotar avisperos por la obsesión de una chiva.