Mario González Vargas | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Agosto de 2015

INOPORTUNA PROPUESTA

Responsabilidad con la paz

Nuevamente  el Presidente, con el apurado propósito de ilusionar a la opinión sobre un inminente acuerdo en la capital cubana, improvisa sobre temas que ni siquiera se han abordado en La Habana y que desconciertan a los ciudadanos. Fiel a lo que ha sido su accionar durante este proceso de paz, con su inoportuna propuesta del congresito, sugiere nuevas concesiones unilaterales, en medio de una negociación pletórica de temas pendientes, y perezosamente estancada en los dos últimos puntos de la agenda convenida.

Insinuar, con fingida inocencia, la fórmula de un congresito, o de una alta asamblea  especial, o como se le quiera llamar, para aprobar legislación que implemente los eventuales acuerdos de La Habana, además de artero golpe a la legitimidad del Congreso, llama al olvido del Marco Jurídico para la Paz y allana el camino para la impunidad y participación política de los máximos responsables de la guerrilla de delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra. Ya no será el Congreso el que discuta y apruebe las leyes estatutarias que contempla el Marco Jurídico para la Paz para desarrollar los acuerdos que se alcancen, sino un engendro legislativo, con participación de los jefes guerrilleros, ni elegidos popularmente, ni obviamente procesados por sus delitos y crímenes atroces, el que levante la nueva arquitectura jurídica del país. Una manera  astuta de sustituir la Constitución y de escapar al control previo de la Corte Constitucional, con desconocimiento de sus fallos y de los de las Cortes Internacionales.

Se trata de un proceder irresponsable cuando se encuentran sobre la mesa los temas fundamentales de justicia transicional, reparación de las víctimas, entrega de armas, desmovilización y reinserción, todos de previa resolución a los mecanismos de refrendación e implementación de los esquivos acuerdos, y que requieren de un consenso político amplio en el país para convertirlos en los sólidos pilares de la paz. En ese propósito debería estar atareado el Presidente para fortalecer a su jefe negociador en la culminación de la negociación y satisfacer los anhelos de paz de los colombianos  

Hace bien el procurador general, Alejandro Ordóñez, en recordarles a los negociadores de La Habana los mínimos penales para los máximos responsables, elaborados por la jurisprudencia nacional e internacional, que permiten suscribir y blindar los acuerdos y garantizar una paz sostenible y duradera. Un ejercicio de responsabilidad con la paz que debería servir de ejemplo para el ejecutivo y para todos aquellos que apoyan las innecesarias y repetidas concesiones del Gobierno.