MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Abril de 2013

Infraestructura y paz

 

“Mayor conexión ciudad - campo habría evitado control guerrillero”

 

EN  sintonía con el actual proceso de paz, visto como un hecho histórico para el país cualquiera que sea el resultado, el debate sobre la construcción de una sociedad más cohesionada y desarrollada apunta en dirección de los diferentes obstáculos que imposibilitan procesos de inclusión y de ascenso económico por un camino de competitividad, productividad y sostenibilidad.

Así, la infraestructura se nos presenta como el elemento que debe ponerse al día para facilitar la ejecución de políticas y de proyectos para superar los limitantes del desarrollo colombiano. El rezago existente en este aspecto obliga a que el crecimiento potencial de la economía disminuya de manera considerable, desincentivando inversiones en capital, se pierda la oportunidad de generar empleos tanto directos como indirectos y la oferta exportable se perciba en los mercados internacionales con estándares pobres en competitividad, a precios elevados.

La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) reportó que Colombia ya cuenta con 1.049 kilómetros de doble calzada;  si bien la cifra se ha recibido con agrado, no se debe olvidar el norte, y más aún, cuando Colombia continúa por debajo del promedio regional en kilómetros de vías de carretera, en vías férreas y en puertos, según cifras del Banco Mundial.

En la investigación de Fedesarrollo sobre infraestructura, que se presentó en Cartagena para el 9º Congreso Nacional de la Infraestructura, aparte del factor geográfico,  los factores institucionales y la estructuración financiera de la inversión juegan un papel crucial.

El primero advierte de la necesidad de más y mejores instituciones, que lideren los procesos de financiación, que otorguen concesiones a través de una gestión contractual más eficiente, y una coordinación entre las diferentes instituciones. Junto a lo anterior, se debe replantear el enfoque de las instituciones existentes en los departamentos para que todos puedan acceder, en igual manera, a los recursos y planes ofrecidos por la administración central.

El tema de las inversiones suscita mucho más estudio debido a las dificultades en consolidar una fuente de recursos que dé cabida al conjunto de necesidades de infraestructura. Según el estudio de Fedesarrollo, el porcentaje del PIB necesario para cerrar la brecha al estado de la infraestructura de 2010, es del 7,8%. Adicionalmente se debe considerar las demandas y el mantenimiento para los años siguientes, obligando a asignar partidas en el presupuesto para tales rubros.

Adelantar procesos de infraestructura, por ende, requiere la atención de los gobiernos centrales y locales, donde la injerencia y el impacto en la sociedad civil sea el punto clave para el camino a seguir. Así, tanto el Gobierno como los agentes privados deben dar cuenta de la importancia de la existencia de diferentes modalidades que se acoplen a las exigencias geográficas y a las formas socio-económicas de las regiones, en aras de superar el atraso de cientos de comunidades que actualmente se encuentran alejadas de los centros de producción principales, ya sea por una distancia geográfica o por falta de acceso a vías principales.

Si las negociaciones actuales concluyen en la firma de un acuerdo, resulta indispensable el compromiso de las Farc de cesar cualquier ataque contra la infraestructura física, económica y energética del país. Para que la paz llegue a Colombia, los debates sobre el papel de la infraestructura deben  estar a la orden del día.

Lo cierto es que más infraestructura que hubiera conectado las ciudades con el campo habría evitado el control  de la guerrilla sobre amplias zonas del territorio y sobre porciones importantes de la población. Uno de los subproductos más importantes de un eventual acuerdo con las Farc sería la garantía de mejores oportunidades de movilidad y acceso al mercado nacional para nuestros campesinos, artesanos, productores locales y demás. Solo así el país logrará cerrar la brecha regional, recuperar comunidades aisladas y lo más importante,  todos los colombianos podrán gozar de los múltiples bienes y servicios de cada rincón del territorio patrio para desde allí hacer uso de la plenitud de sus derechos y deberes como ciudadanos.

* Con apoyo de Lucas Mateo Sánchez.