“Papa debe condenar amenazas contra Iglesia en Venezuela”
Han aparecido en días pasados unos grafitis en algunos templos de Venezuela que dicen “muerte a los curas” y están “firmados” con las iniciales del partido dominante en aquel país. Los letreros aparecieron después de que algunos obispos le dijeran una vez más al Presidente Maduro que la gente se está muriendo de hambre, que no encuentra medicinas y que las personas están sufriendo mucho.
Como es usual ahora en aquel país, la respuesta ha sido rabiosa, violenta, amenazante y por lo visto pronta a causar la muerte. En términos cristianos se dice, entonces, que el martirio puede estar a la vista de los miembros de la Iglesia en la nación petrolera. No hay duda de que en Venezuela se está repitiendo el esquema y el itinerario de la revolución cubana que golpeó duramente a los católicos en aquel país, desterró muchos ministros y redujo la Iglesia a su mínima expresión.
Es difícil pronosticar si las amenazas contra el clero venezolano se cumplirán o no. Pero este suele ser el inicio de la violencia contra la Iglesia. Su discurso comienza a ser visto con sospecha por el gobierno dictatorial que es, por esencia, un sistema sin ninguna capacidad de asimilar la crítica, aunque esté a la vista la razón de la misma. Aunque el gobierno no dispare, este tipo de regímenes tienen la capacidad de enardecer a sus seguidores y casi nunca falta el orate que aprieta el gatillo. Es una metodología maquiavélica pues el día que suceda algo trágico nada reconocerá la autoridad política al mando. Como quiera que sea, no deja de ser llamativo el hecho de que se esté pensando en matar a quienes solamente tienen como herramienta la palabra, en claro contraste con un gobierno armado hasta los dientes y que revela su nivel de paranoia. Y esta puede terminar siendo la causa de injusticias monumentales.
Sería de la mayor importancia que el Papa Francisco, con su autoridad moral universal, levantara la voz con fuerza para defender a su Iglesia en la patria venezolana. Podría hacerle ver al Presidente Maduro y sus copartidarios que el entrar en la senda de la violencia contra la Iglesia sería abocarse todavía más a un estado de aislamiento y a una condena del mundo que ama la justicia y la libertad. Y que finalmente lo sitiarán a él, pero perjudicará enormemente al pueblo venezolano. Porque si los tiempos que corren ya no son de invasiones, de dictaduras para reemplazar tiranos, al menos en occidente, sí existen muchas medidas que van asfixiando a los gobiernos y sus jefes para que reaccionen en otra dirección. Sin embargo, lo grave es el efecto que esto suele tener sobre la gente del común. Háganle caso o no al Papa en el gobierno de Venezuela, parece estar llegando la hora en que su voz debe sonar con especial fuerza sobre Maduro y su partido.
Latinoamérica necesitó hace dos siglos hombres como Bolívar, Sanmartín, O´Higgins, para crear naciones libres de toda opresión. Hoy hay varios países necesitados de ser liberados del terror, no ya extranjero, sino de los sátrapas locales. Por desgracia esto no suele suceder sin que se derrame la sangre de los inocentes. Dios quiera sea de otra manera.