Hace más de ciento cincuenta años el pensador y periodista, hijo de su época, propuso la lucha de clases sociales, que el proletariado se encargara de gobernar bajo un sistema socialista con el objetivo de realizar cambios socioeconómicos en forma científica teniendo en cuenta el valor del trabajo, plasmó su tesis en los gruesos tomos de “El Capital” y en “El Manifiesto Comunista” escrito en conjunto con Federico Engels, amigo y protector.
Pero perdió vigencia el discurso de que las sociedades avanzan a través de la lucha de clases, de los oprimidos contra los dueños abusadores de los medios de producción, la dictadura del proletariado no se produjo y resultó utópica la organización de los obreros del planeta para conseguir la desaparición del Estado, la Unión Soviética dejó de existir, Rusia renunció al comunismo, la República Popular China fortalece la estructura de economía abierta e incluye su producción en los mercados mundiales y la revolución de Fidel Castro en Cuba fracasó, lo comprueba la actual protesta ciudadana.
El ideólogo alemán, de origen judío, se equivocó en la predicción del fin del capitalismo, dentro de la globalización sistemas económicos puros no hay, socialismo y capitalismo se entremezclan. Reconozco las razones de Marx al considerar que las horas de trabajo para los obreros en su tiempo eran exageradas, injusta la remuneración, comparto la idea de que un operario debe sentirse feliz y realizado en la ejecución de sus labores, la vida no puede girar alrededor solo del dinero, atinadas las observaciones en referencia al poder de los medios de comunicación cuando no había computadores, celulares, internet, ni redes sociales, su protesta frente a la utilización de niños en empleos inadecuados en lugar de garantizarles cultura, educación, futuro digno.
El presidente del club de la taberna de Treveris, quien vivió siempre en condición de burgués, egresado de la Universidad de Jena, el estudioso del materialismo de Demócrito y Epicuro, impactó la política a finales del siglo XIX y en largo trecho del XX los partidos comunistas adhirieron a sus ideas, sin embargo tuvo razón su esposa Jenny Von Westphalen, baronesa prusiana quien rompió su compromiso con un joven aristocrático para estar con él durante cuarenta años al considerar que “mejor si Karl hubiese conseguido capital.”
Por estos días aumenta el afán de adoptar posiciones populistas, de hacer demagogia hablando de expropiaciones o suspensión de contratos de exploración petrolera proponiendo un salto al vacío, ese lenguaje nada tiene que ver con el materialismo histórico ni el proletariado, erróneo configurar con base en el mismo una candidatura presidencial.
En la academia conviene analizar la obra de Marx con criterio histórico -él ya fue- todo ha cambiado conforme el planeta se estrecha, las pandemias amenazan y las controversias entre Estados se complican con la amenaza de utilización de armas nucleares y biológicas en detrimento de la humanidad. Desconozco si los jóvenes leen “El Capital,” supongo que apenas saben respecto de su contenido algo escuchado en general, esa lectura no está de moda.