MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Lunes, 18 de Junio de 2012

La crisis explicada en un minuto

 

Según  un lector que se firma “Abstemio”:

Heidi es la propietaria de un bar en Berlín que ha comprado con un préstamo bancario. Como es natural, quiere aumentar las ventas, y decide permitir que sus clientes, la mayoría de los cuales son alcohólicos en paro, beban hoy y paguen otro día. Va anotando en un cuaderno todo lo que consumen cada uno de sus clientes. Esta es una manera como otra cualquiera de concederles préstamos. Muy pronto, gracias al boca a boca, el bar de Heidi se empieza a llenar de más clientes. Como no tienen que pagar al instante, Heidi decide aumentar los beneficios subiendo el precio de la cerveza y del vino, que son las bebidas que sus clientes consumen en mayor cantidad.

El margen de beneficios aumenta vertiginosamente.

Nota: pero en realidad, es un margen de beneficios virtual, ficticio: la caja sigue estando vacía de ingresos contantes.

Un empleado del banco más cercano,muy emprendedor, y que trabaja de director en la sección de servicio al cliente, se da cuenta del aumento de clientes y, como las deudas de los clientes del bar son activos de alto valor  decide aumentar la cantidad del préstamo a Heidi. El empleado del banco no ve ninguna razón para preocuparse, ya que el préstamo bancario tiene como base para su devolución, las deudas de los clientes del bar.

Nota: así va aumentando el castillo de naipes.

En las oficinas del banco los directivos convierten estos activos bancarios en “bebida-bonos”, “alco-bonos” y “vomita-bonos” bancarios. Estos bonos pasan a comercializarse y cambiar de manos en el mercado financiero internacional.

Nadie comprende en realidad qué significan los nombres tan raros de esos bonos; tampoco entienden qué garantía tienen, ni siquiera si tienen alguna garantía o no.

Pero como los precios siguen subiendo constantemente, el valor de los bonos sube también constantemente.

Pero, claro está, los clientes no pueden pagar las deudas. Heidi no puede devolver sus préstamos bancarios y entra en bancarrota, y Heidi pierde el bar.

Los “bebida-bonos” y los “alco-bonos” sufren una caída de un 95% de su valor. Los “vomito-bonos” van ligeramente mejor, ya que sólo caen un 80%

Las compañías que provee al bar de Heidi, que le dieron largos plazos para los pagos y que también adquirieron bonos cuando su precio empezó a subir se encuentran en una situación inédita. El proveedor de vinos entra en bancarrota, y el proveedor de cerveza tiene que vender el negocio a otra compañía de la competencia.

Tras conversaciones del presidente con los líderes de los otros partidos políticos, el gobierno interviene para salvar al banco.

Para poder financiar el rescate del banco, el gobierno introduce un nuevo impuesto muy elevado a los abstemios.

Nota: no es broma, en verdad esto ha pasado. Con los impuestos de los ciudadanos inocentes, los gobiernos han tapado el agujero financiero creado por la estupidez de los bancos.