El hastío que se siente al vernos en manos de los políticos que están tomando decisiones para el manejo de la pandemia, es muy grande. Aquellos liderazgos bien ejercidos tienen el respaldo social. Pero el desgaste al que los políticos someten a la población con una necesidad de atención permanente es innecesario.
Lo complejo es que en el manejo de esta crisis estamos entre los políticos y los médicos. Unos generan desconfianza y los otros, tranquilidad.
En términos generales, la política es despreciada por la gente. Los políticos, son cuestionados y producen rechazo. Pasa distinto con los médicos. A ellos la sociedad los respeta, les valora sus años de estudios y se les reconoce, ante todo, el respaldo científico de su profesión. Un médico inspira respeto. Hoy además, inspiran amor y agradecimiento.
Son los médicos y las enfermeras los que están dando la batalla en la primera línea de fuego para salvar nuestras vidas, arriesgando la de ellos y la de sus familias.
Mientras a los médicos los respalda la ciencia, a los políticos los acompañan sus asesores de imagen y estrategia, que están pendientes de cómo sacarle provecho a la situación. Más votos para el futuro, pensarán.
Lo cierto es que en una de las peores crisis de la historia de la humanidad, estamos en manos de los políticos y de los médicos. Pero los médicos dependen de los políticos. O sea que al final nuestras vidas dependen de humanidades que en muchos casos están controladas por egos, vanidades y narcisismos.
Da tristeza ver que muchos políticos al comienzo de la crisis menospreciaron el virus, “es una gripita”, dijeron, para luego entrar en pánico ante el número de muertos. Si algo ha demostrado el coronavirus es que todos somos igual de vulnerables y que ninguna vida humana es más importante que otra. Por eso es que demandamos de los líderes austeridad y sensatez. Por ejemplo en Bogotá, el caso de las camionetas blindadas de los concejales ha sido indignante, o el gasto publicitario de la Alcaldía que es un sin sentido si se tiene en cuenta que tiene todo el free press, ya que la ciudadanía está pendiente de sus anuncios. Derroches políticos que más adelante esperan capitalizar. Pero entre los mensajes de “tomen clorox y se mejoran”, los políticos le arrebatan los recursos escasos a los médicos y científicos que son los que salvan vidas.
Los políticos del pasado podrían haber invertido más en salud. Pero no lo hicieron. En el caso colombiano, para el año 2018 había tan solo quince camas hospitalarias por diez mil habitantes. Para nadie es un secreto que una buena tajada de la plata destinada para la salud de los colombianos, ha terminado en otras manos.
La semana pasada en Colombia, los entes de control, abrieron investigación en contra de varios gobernadores y alcaldes por cuenta de contratos con sobre costos para la atención de la emergencia. Si. En semejante tragedia y los bandidos buscando como sacarle una tajada al presupuesto público. ¿Ustedes se imaginan que los corruptos dejaran de robarse la plata? Así como los humanos hemos dejado descansar a la naturaleza y hay resultados contundentes, si tan solo los corruptos entraran en cuarentena, ¡cuánto nos ahorraríamos!
En el entre tanto, los médicos suplican por protección biosanitaria y mayor inversión en el sector para atender a la gente. Lo cierto es que han muerto muchos médicos en el mundo dando la batalla. Ni un solo político hasta ahora.