Monseñor Libardo Ramírez Gómez* | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Noviembre de 2015

ADMIRABLE LECCIÓN

Hablemos de post-sínodo          

Cuando,  después de un acuerdo importante se anhela construir algo que tenga signos de estabilidad, se necesita que lo convenido no sea con bases acomodadizas, como por salir del paso y mostrar cara de triunfantes logros, sino fruto de diálogos con plena franqueza y sinceridad, con  gran respeto de las distintas opiniones. Es preciso que se trabaje en armoniosa búsqueda de objetivos, con aprovechamiento de lo bueno que desde las distintas  corrientes se aporte. De esto nos ha dado admirable lección la reciente Asamblea General del Sínodo de Obispos, realizado en Roma, que tuvo como tema el polifacético de “la familia”. Así logrado, tenemos seguridad que dará frutos estables para la Iglesia y para toda la humanidad, pudiéndose prever, ciertamente,  un sólido “post- sínodo”.

Se ha dado ya amplioDocumento Final”  (94 numerales), antesala de esperada “Exhortación Sinodal” que dará próximamente el Papa Francisco, quien como Pastor supremo dirá la última palabra. Han dejado en sus manos, los padres sinodales, el fruto de su trabajo, en documento del cual creo oportuno comentar algunas de sus más solicitantes incidencias y aspectos tratados. Cuando muchos esperaban ver una Iglesia dividida en irreconciliables bandos, nos encontramos, en cambio, con un ejemplar estilo de diálogo, con mutuo respeto de los distintos pensamientos, y dando un  documento no en estilo de “transacción” sino de un magisterio fiel a la sapiente doctrina de la Iglesia. Hay, allí, aplicación a las muy variadas situaciones que viven las familias de hoy, con acercamiento a ellas inspirado en la caridad y misericordia, pero fieles a los dictados de la verdad y la justicia.

Con qué amor se sitúan los participantes del Sínodo ante el Papa Francisco, agradeciéndole haberlos hecho confidentes frente el tema de “la vocación y misión de la familia, hoy”.Hacen bella exaltación de ella en sus grandes valores, en esta época en la que se habla con pesimismo de “crisis de la familia”, con señalamiento, para ella, de rutas muy contrarias a la fe cristiana, y rebajándola al querer dar ese nombre a apareamientos contrarios a la naturaleza. Se hace justo reconocimiento a los millares de familias en feliz realización en su fidelidad a derroteros en los que conviven hombre y mujer, bajo la bendición de Dios, consagrados a sacar  adelante sus hijos, con amor y sacrificio, como don de Dios, con rotundo  rechazo al abominable crimen del aborto.

En tres grandes partes se organizaron los temas del documento que comentamos, con las valiosas reflexiones que los sinodales  entregaron al Santo Padre. Lo fundamental de esas ponderadas deliberaciones es repaso de definiciones teológicas, y  entrega de recomendaciones pastorales. Muestran, en primer término, el hecho de una Iglesia que pone solícita atención a la familia en distintos contextos, como algo insustituible en la sociedad, con inclusión de todos sus integrantes, niños y mayores, en la comunidad humana. Se ponen de relieve las más variadas situaciones en que están repartidos los humanos, con atención a la afectividad en la vida de la familia, haciendo reclamo de que los avances técnicos no lleven a evadir las leyes naturales establecidas por el Creador.

Se pasa, en segundo término, a presentar la hermosa realidad de la familia en el plan de Dios, con reflexión sobre ser ella fundamental y primera comunidad en la historia de salvación, inmerso allí Jesús, que entró a formar parte de ella a través de un hogar. Se pone de relieve cómo todo ello es parte de la doctrina de la Iglesia, con insistencia, para bien de la humanidad, en la indisolubilidad de serio contrato matrimonial, y en que la familia es especial contribución a que se realice la plenitud de la Iglesia.

La tercera parte del documento apunta a temas pastorales, que destacaremos en próxima reflexión. (Continuará).

monlibardoramirez@hotmail.com

*Expresidente Tribunal Ecco. Nal.