El presidente Duque nunca pensó que la semana del 22 fuera la más ardua y espinosa desde que asumió el poder y, mucho menos, que se convertiría en el “palo en la rueda” para su anhelo guerrerista con los abominables y aviesos vecinos que tanto lo incomodan.
Consideró que su periplo iba a estar repleto de éxitos y conquistas. Se veía en medio de sobredosis de lisonjas de Trump y sus allegados. Llevaba nada más y nada menos que la “prueba reina” para “demostrar” las atrocidades de Maduro y sus secuaces contra Colombia y este continente. Esas que mantienen viva la llama de un conflicto armado, ante el apoyo de esa dictadura a las Farc y el Eln.
Duque ordenó a las Fuerzas Armadas la preparación de un dossier con “pruebas” irrefutables que pusieran al descubierto las andanzas de Maduro en esa dirección. Los Boteros y Nicacios que estuvieron en la jugada, reclamaron su autoría, entregaron la “obra maestra” al Presidente.
Todo era alborozo y “júbilo inmortal”. Se les hicieron largas las horas para depositar el documento ante las 200 naciones reunidas en la ONU. La delegación de Colombia en el recinto aplaudió fogosa el discurso y la entrega del dosier. Esa noche los delegados durmieron como lirones, mientras su Jefe, de reunión en reunión, repartía declaraciones.
En estos actos siempre hay un “aguafiestas”. Fue ese que espulgó el dosier y descubrió que varias fotos eran falsas, y aún no se sabe si algunos textos.
Los medios y quienes utilizan ilustraciones y escritos ajenos, se cuidan de dar el crédito correspondiente. Es usual superponer la palabra “archivo” para señalar que no son de su propiedad. Tremendo olvido y tremenda vergüenza por la que tuvo que atravesar el Presidente.
Como en el partido de gobierno es usual actuar con jugaditas, ganar elecciones con engaños y emberracadas, la cosa hubiera podido pasar inadvertida, pero fue tal la magnitud de las fake photos, que todo se salió de control.
Como suele suceder se ordenó investigar hasta sus últimas consecuencias la embarrada y fue cuando la cuerda se rompió por lo más delgado: el general Oswaldo Peña. Otros culpables, civiles y uniformados, permanecen agazapados, ampliando un dosier, que perdió toda importancia y que debería incinerarse con vergüenza y todo, para escapar al Oso internacional. Entre tano Maduro con toda su desfachatez, exhibe semejante trofeo y lo cobra internacionalmente.
Entre tanto, el Presidente Duque, antes y después del fiasco, tuvo oportunidad de hablar de la paz, pero para quitarle importancia. La paz es la paz. Cuando se le agrega algo, queda herida de muerte y Duque ahora la llama “Paz con Legalidad”, para restarle importancia a un proceso que nos dio un Nobel y que empezamos a disfrutar.
BLANCO: La verdad y la ética del periodismo que le merecieron el Premio Gabo a Jesús Abad.
NEGRO: Los colombianos empezamos a pagar el robo que los políticos costeños hicieron a la energía.