Nadie sabe quién dice la verdad en Colombia. Todo se falsea. El engaño es normal. La falacia sostiene al gobierno, a los partidos, a los funcionarios, a la gente.
¡Qué desilusión, que fiasco!
Si aquí las cosas fueran claras, exactas y veraces, los dirigentes serían unos líderes rodeados por un pueblo que seguiría sus lineamientos. Nuestras escuelas educarían una juventud respetuosa y edificante, que asimilaría la ética y la verdad.
Pero nos hemos acostumbrado a engañar para alcanzar falsos éxitos, prebendas y el enriquecimiento fácil.
El embuste emerge de todas partes y mina la corrección que demanda un país con principios y fuerza para alcanzar los anhelos y el progreso, que irriguen paz, sabiduría, tranquilidad y felicidad.
Estamos en manos de dirigentes que alcanzan posiciones utilizando las más bajas y corruptas armas, para estafar a un pueblo que cada vez más, pierde la credibilidad en sus caudillos y dirigentes.
Tenemos, por ejemplo, un presidente al que adornan cada hora con declaraciones y pronunciamientos, sin ton ni son, a tal punto que lo convierten en un feriante al que nadie presta atención. Ningún mandatario nuestro había dependido tanto de los titulares, extras y últimas horas en los medios. Pensaban más en gobernar que en escuchar “áulicos consejos” de pregoneros sin criterio alguno.
Así aparecen y se fortalecen esos “ciberataques”, que se inventó el Mindefensa Molano con una costosa agencia -de la que se dice fue socio- para justificar sus deficiencias. La FLIP lo denunció y Molano, sin fortuna, creyó haber justificado la censura de prensa.
Por todo esto se pone en duda el supuesto éxito de Duque en la COP26 cuando lo pusieron a decir que estábamos en la onda que busca evitar el calentamiento del planeta. Recordemos, por ejemplo, cómo desde hace 14 meses se busca evitar la aprobación del acuerdo de Escazú, que ahora por estar en época del Cop26, será enviado nuevamente al Congreso, pero sin mensaje de urgencia. Y qué decir de la vista gorda a la deforestación del bosque amazónico, para beneficiar a los ganaderos con sus “fábricas de metano”; y la tolerancia la minería ilegal.
Indudablemente habrá en los propósitos de Duque gran parte de lo que ha anunciado en el la cumbre de Glasgow en donde -por fin- pudo darle la mano a Biden, que se mostró muy generoso con Colombia. Ya salimos de ese “taco”.
Son muchos retos que debemos afrontar para salvarnos, porque como lo advirtió Greta Thunberg la niña sueca que se enfrenta a los líderes mundiales: “no tenemos otro planeta”.
Esperemos que todo lo que requerimos en Colombia se traduzca en realidad y deje de ocupar solo los medios de comunicación, porque de pronto se nos convierte en un espejismo para captar votos o tapar la corrupción.
BLANCO: La agradable velada que está presentando Daniel Samper Ospina en el teatro del Centro Comercial Santafé: “Con P de Polombia”. Hay que ver este divertido humor periodístico.
NEGRO: Con “boli-ranas” y mullidos tapetes, solucionará Bogotá el caos en movilidad.