“Lupa está encima de quienes nos dirigen”
La pandemia está dejando muchos aprendizajes. En todos los aspectos. Bien dicen que en las crisis algunos tienen la fortuna de enseñar sus mejores versiones como personas y otros por el contrario, exhiben sus carencias humanas.
Además de encerrados, frenar la economía y haber cambiado las pautas de comportamiento en la vida cotidiana, la pandemia ha puesto el foco de atención en los líderes a quienes les correspondió estar al frente de esta crisis histórica. Como lo comenté hace unas semanas, al estar encerrados estamos pendientes de lo que esos líderes dicen y las decisiones que toman. Desde nuestras casas observamos y evaluamos sus comportamientos éticos.
Los líderes mundiales que han menospreciado el impacto del comportamiento del virus, se demoraron en tomar decisiones, asumieron el reto a la ligera o peor aún, sin un asomo de empatía, se verán a gatas para tratar de persuadir a sus comunidades de que lo estaban intentando hacer bien, pero le salió todo mal.
Porque por desgracia el manejo de la crisis se está contando en número de muertos.
En esta línea, los líderes que administran recursos no se pueden dar el lujo de tener faltas éticas en la asignación de los escasos presupuestos.
De nuevo, todos los estamos observando desde nuestras casas.
Gastos innecesarios, sobrecostos en mercados o implementos de atención médica que se están adjudicando con la rapidez que amerita la tragedia, están siendo escrutados y reportados en noticieros y redes sociales, y serán sometidos después a una evaluación colectiva para revisar si esos líderes exhibieron lo mejor o lo peor de ellos mismos. Si hicieron o no lo correcto.
El mundo va a cambiar. Eso lo tenemos claro. Y ese nuevo mundo tendrá una sociedad más consciente que reclamará que sus líderes también lo sean.
Esta es una gran oportunidad para transitar por el camino de hacer lo correcto y no utilizar la desgracia de la humanidad con fines egoístas. Al virus no le importó nada. Ni el estatus de país desarrollado, ni si era el Primer Ministro de Inglaterra o no.
Empatía, solidaridad, ética, trabajo en equipo, inteligencia colectiva, disciplina y optimismo son los rasgos que hoy esperamos de quienes están manejando el barco en medio de esta tormenta. La gente está dispuesta a respaldar a sus buenos líderes. Pero el encierro que nos está dejando tantos aprendizajes en nuestras vidas cotidianas, está dejando claro que necesitamos muy pocas cosas para vivir. Austeridad. Y esa virtud la demandamos en los que están manejando los recursos. Los tiempos ya cambiaron. La lupa está encima y el futuro determinará quién lo hizo bien y quién lo hizo mal.