Llegar a convertirse en ochentón no es una tarea fácil. Se dice rápido pero la verdad es que se necesitan 29.200 días con sus noches de supervivencia. Pero bien, el jueves de esta semana este servidor, amables lectores, ha sumado estas calendas y quiere compartir este logro con todos ustedes.
Comencemos por el principio. Nacimos en una familia de profundas raíces cristianas probados valores conservadores, Desde nuestros primeros años los padres jesuitas, en el inolvidable San Bartolomé, La Merced, se encargaron de que nuestra educación tuvieran altas cotas éticas y también desde esos años se forjé en mí y especial cariño por las letras y las humanidades, Fue así como se fue trazando el camino del periodismo como la ruta seguir.
Así fue como aparecieron como nuestros maestros primero Arturo Abella y luego Álvaro Gómez Hurtado y EL SIGLO se convirtió en nuestra casa solariega. Álvaro Gómez fue desde entonces y para siempre nuestro mentor, guía y ejemplo de vida. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que fue el inmolado e inolvidable caudillo quien marco para siempre ese periplo existencial. Maestro de todas las horas y profundo analista de los acontecimientos él nos enseñó que no basta con servir sino debemos hacerlo con nuestro mejor y mayor entrega.
Otro gran personaje que nos dejó su impronta fue Rodolfo Martínez Tono, a nuestro paso por el Sena y de quien aprendimos a tener una fe de carbonero en nuestras posibilidades como país.
Vino luego nuestra comunión matrimonial con una maravillosa mujer, María Cecilia, que ha marchado a mi lado cincuenta de esos ochenta años, comparendo las duras y las maduras y el cariño de tres estupendos hijos, Lina María, Claudia Patricia y Juan Pablo y, con el tiempo, el afecto de cinco hermosos retoños.
Nuestra vida profesional nos ha llevado también a la diplomacia y por cerca de una década al mismo corazón de las Naciones Unidas, donde fuimos testigo de primera línea de grandes y determinantes acontecimientos. Una de ellas el secuestro del Comandante Uno del M19 a la embajada dominicana, en Bogotá. También los entretelones de Contadora y las bíblicas conmociones del Oriente Medio. Fue una manera singular de poder conocer de permita mano la verdadera estatura que tenemos como nación.
Nuestra última etapa nos ha comprometido en la tarea de columnista de opinión en nuestro periódico. Ha sido una muy gratificante tarea que nos ha permitido ir midiéndole el pulso a nuestro país y estar cercano a muchas de las dolencias que aquejan nuestro cuerpo social.
Ha sido una vida que ha valido la pena haber vivido y a estas alturas de nuestro compromiso solo nos resta darle las gracia a Dios por los muchos beneficios recibidos y a nuestros amigos, de hoy y de siempre, por todo lo bueno que hemos podido compartir.
Adenda
A propósito de nuestras relaciones exteriores, creemos que han quedado en buenas manos con el nombramiento de Holmes Trujillo como Canciller. Está bien preparado y sabrá hacernos respetar.