ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Lunes, 3 de Octubre de 2011

Bien, pero cuidado

Dicen  la mayoría de jefes de Estado y ministros de Hacienda de América Latina, que sus economías andan bien y que no es mucho lo que saldrían lastimadas por la crisis financiera de la zona euro y el revés hipotecario y de empleo en EE.UU.
 
ero, cuidado, que no creamos que de esa agua no beberemos. Ojo, las corrientes del sobreendeudamiento global vienen fuertes y podrían tocar economías en desarrollo, bien manejadas, pero sensibles al clima monetario mundial.
 
Ningún país ha sido inmune a los contagios del caos monetario y de las bolsas por cuenta del descuadre financiero de Grecia y miembros de la Unión Europea. Tampoco han sido ajenos al mal momento financiero de EE.UU., originado en un alegre manejo hipotecario que colapsó el sistema de pagos, dejó a los deudores en el limbo y acrecentó la desocupación.
 
Brasil y Chile, por su encumbrada balanza comercial y de pagos, su oferta exportadora y su alta calificación en los mercados internacionales, lucen mejor que el resto de vecinos del continente, pero ni aun así, pueden cantar victoria.
 
Bolivia, Perú, Ecuador y Argentina, no la tienen fácil frente a la tormenta monetaria internacional y andan buscando antídotos que eviten quebrantos de salud que postren sus economías.
 
Venezuela, ni que se crea. Los empresarios venezolanos señalan que la fragilidad de la estructura económica y la débil estrategia de competencia comercial del presidente Chávez, ponen en riesgo la estabilidad financiera de este vecino. Temen días duros si no se aplican correctivos audaces que pongan a flote las finanzas y se module el manejo interno con el escenario mundial. Al Gobierno venezolano ni le va ni le viene lo de la zona euro.
Colombia tiene en orden su casa, pero no es de fiarse. Mientras mejor nos sintamos, más prevención. La economía marcha bien, el consumo crece, las tasas de interés son estables, el crédito de consumo aumenta, los pagos con dinero plástico se incrementan, hay confianza entre empresarios y el comercio optimista por ventas y facturación.
 
Sin embargo, cuanto más despejado el clima de los negocios con buenas notas de calificadoras, más prudentes frente a la histeria financiera global. 
 
Las previsiones de entidades financieras externas apuntan a que debemos ser cautos en la expansión monetaria y medidos en el gasto público.
 
No hay que darle paso al recalentamiento de la economía. Tener en cintura la inflación para no estimular la pobreza. Bajar el desempleo para no incentivar la desigualdad. Un ambiente propicio a la inversión estimulará crecimiento y ocupación. Si hay garantías jurídicas y estabilidad tributaria, quedaremos menos expuestos a la recesión o depresión que pronostican técnicos y profetas.