ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Febrero de 2013

Más café

 

Cualquier  reclamo que haga gremio caficultor colombiano para mejorar su condición de vida, es válido y digno de crédito.

Los productores han estado expuestos desde el derrumbe del acuerdo mundial cafetero en Londres, el 5 de julio de 1989, a vaivenes propios del libre mercado global, aciertos y equivocaciones de su dirigencia, fenómenos climáticos adversos, revaluación, broca, roya y envejecimiento del parque cafetero.

La deuda social que el país tiene con 550 mil familias dedicadas al cultivo del café en unas 950 mil hectáreas en 15 regiones, es enorme y hay que  pagarla.

Las protestas de productores, gente sencilla, cordial, sensata y abierta al diálogo, son justas y oportunas por mal momento que atraviesa la industria cafetera.

Reconocido cafetero de Cundinamarca asegura que “otros países productores, sin nuestra organización cafetera, han manejando mejor la crisis y están hoy en mejores condiciones que Colombia”. Los cultivadores saben del negocio y hay que atender sus inquietudes y observaciones, siempre respetuosas y sustentadas.

A los productores que protestaron la semana pasada en Chinchiná, hay que escucharlos y ofrecerles soluciones efectivas para que continúen en sus fincas, sembrando, cosechando y beneficiando café.

En congreso cafetero de diciembre pasado se dio hecho inusual: voceros de caficultores que llegaron a Bogotá a protestar la mañana que intervenía el presidente Santos en la sede de la Federación, fueron invitados al salón de prensa por el gerente de la FNC, Luis Genaro Muñoz. Expusieron sus puntos de vista y formularon propuestas para darle nuevo aire a menguada caficultura colombiana, incorporando mayor valor agregado. Se quejaron de los bajos precios cuando venden la cosecha en cooperativas del pueblo, de que no les da ni para pagar recolectores y de estragos que causó invierno.

El precio interno vuelve a rondar 500 mil pesos. En marzo del 2011 llegó al récord histórico de 1’164.375 pesos por carga.

También hablaron los campesinos de broca, roya, renovación y diversificación. De un mejor ingreso para pagar jornales y realizar prácticas culturales, es decir, beneficiar el grano y mantener estándares de calidad y productividad.En 2011 se renovaron 117 mil hectáreas, 43% más que las renovadas en 2010.

Hacían parte de productores que estaban afuera protestando por crisis del gremio y exigiendo compensaciones a su aporte social al desarrollo nacional.

No se discute que autoridades cafeteras y gobiernos hayan errado en algunas decisiones o no hayan procedido siempre como piden productores, pero también vale reconocer que a este gremio es al que más se le pone oídos en Colombia sean tragos  dulces o amargos.

¿O a qué otro gremio se le escucha y auxilia más?