Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Febrero de 2015

Ir despacio

 

Frente a nubarrones que asoman en el cercano horizonte económico nacional, preferible ir despacio en decisiones de inversión. Es la consigna hoy de muchos empresarios ante incertidumbre que sigue causando el nuevo marco tributario. El ritmo de inversión en el país va hoy más despacio que lo previsto antes de empezar a sentirse la actual estructura impositiva. El monto de inversión privada se verá resentido este año, principalmente por el temor que causa entre hombres de negocios el nuevo régimen fiscal aprobado el año pasado.

Un ejemplo: la meta de créditos bancarios con respaldo del Fondo Nacional de Garantías, FNG, para Mipymes colombianas, se fijó a la baja. Será de 11.5 billones de pesos y no de 13 billones para 2015.

La gran industria será ‘medida’ en el monto de capitales que inyectará este año con destino a capital de trabajo, ensanche, modernización y apertura de factorías. La inversión no se detiene, pero será más gradual y medida. Proyectos no se congelan, pero marcharán lentos y con inversiones más calculadas. En cuanto se anunció el año pasado una nueva reforma tributaria, consumidores y productores asumieron prudencia frente a inversiones y decisiones empresariales. El escenario se complica aún más debido a la información que da cuenta de que el Gobierno estaría afinando una nueva y costosa reforma tributaria, aunque estructural.

Cualquier reforma a los impuestos algo de estructural tiene. Para cada momento, algo de fondo. Lo que implica que por muy ambiciosa que sea la que viene, no deja de ser eso: una reforma tributaria con sus temores entre declarantes y contribuyentes. Lo que sería peor es que una reiterada reforma tributaria vuelva y recaiga sobre empresarios. No más cargas a la iniciativa privada. La libre empresa está saturada de tarifas y embelecos fiscales.

Tiempo de dar resultados objetivos y veraces contra evasión, elusión y paraísos fiscales. Hora de ampliar el abanico de contribuyentes y de dosificar las cargas. Si llega otra reforma impositiva ‘tocando’ duro a las empresas se van a resentir empleo, producción e ingresos. Lo que llevará también a menores ganancias, o sea, reducción en impuestos.

Sin especular en la cifra de lo que valen evasión, paraísos fiscales y capitales afuera no declarados en el país, el Gobierno podría intervenir con celeridad y cooperación internacional para aumentar recaudos y renunciar a la colcha de retazos en que cada año se convierte nuestro esquema tributario.

Difícil calcular monto en que bajará inversión privada este año en Colombia por nerviosismo, cautela o desconfianza. Será plata que dejará de ir al trabajo de más colombianos, al emprendimiento, a la modernización, a alianzas estratégicas, a más productos y nuevos compradores.