SE critican y controvierten a la distancia. La vicepresidenta Kamala Harris y el exmandatario Donald Trump nunca se han visto en persona, pero este martes, en medio de una gran expectativa global, tendrán su primer cara a cara en primer y tal vez único debate presidencial, a menos de dos meses de la elección.
Con tácticas y estrategias de campaña tan disímiles como sus respectivas agendas programáticas, la demócrata Harris y el republicano Trump se alistan para la cita televisiva que tendrá lugar en el Centro Nacional de la Constitución de Filadelfia, este martes a las 9 p.m., hora local (8 p.m. en Colombia), sin público y donde los presentadores de la cadena ABC, Linsey Davis y David Muir, harán cumplir las reglas establecidas para este debate que durará 90 minutos.
La elegida para reemplazar a Joe Biden como carta presidencial, un inédito hecho en la política reciente norteamericana, está atrincherada desde el jueves en un hotel de Pittsburgh (Pensilvania) para prepararse, mientras que el líder conservador, por el contrario, ha incrementado sus apariciones públicas en los últimos días.
Conscientes ellos, al igual que sus estrategas y los votantes en general de que este debate puede ser decisivo para ganar el apoyo de los indecisos en esta ajustada carrera por la Casa Blanca, este primer debate que podría ser el único tanto por el poco tiempo que resta para la elección como por el desempeño que tengan en el mismo, concita el interés dentro y fuera de Estados Unidos.
Decantada la euforia de la elección de Harris y la Convención Nacional Demócrata que la proclamó, la vicepresidenta mostró un repunte en las encuestas, mientras que Trump no bajó. Es decir, su base tanto por quienes ya decidieron que le darán su voto se mantiene. Y aquí, como ya es tradicional, vuelven a ganar peso los llamados estados ‘bisagra’, que son siete, uno de ellos Pensilvania donde tendrá lugar este cara a cara de los candidatos.
En la antesala de la crucial cita que evidenciará la diferencia de personalidades, pero sobre todo de propuestas, se conoció una serie de sondeos de opinión que muestran que el magnate republicano, que se presenta como el portavoz de los estadounidenses empobrecidos y víctimas de la inflación, conserva altas posibilidades de volver a la Casa Blanca y que la ofensiva judicial en su contra no incidió en el apoyo ciudadano.
A nivel nacional, Trump, de 78 años, tiene un punto de ventaja frente a la vicepresidenta Harris (48% contra 47%), según el reciente estudio de New York Times/Siena College realizado entre el 3 y el 6 de septiembre.
De acuerdo con esta misma encuesta, Trump y Harris están empatados, con 48% en intención de voto, en cuatro de los estados “bisagra”: Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Arizona. Mientras, Harris supera ligeramente a Trump en Wisconsin (50% contra 47%), Michigan (49/47) y Pensilvania (49/48), aunque considerando el margen de error se ubican en empate técnico.
Según otro estudio, de CBS News/YouGov, realizado igualmente entre el 3 y el 6 de septiembre y publicado ayer, la situación es particularmente reñida en Michigan (50% a 49% a favor de Harris), Wisconsin (51% a 49 %) y Pensilvania (paridad en 50%).
De allí que este debate que se realiza en Filadelfia, uno de esos siete estados claves, sea decisivo para el cambio en los guarismos. Vale recordar que Estados Unidos la elección se decide por sufragio universal indirecto y su resultado final depende de ese puñado de estados para definir la mayoría del colegio electoral que designará a quien ocupará la Casa Blanca.
Con las cifras tan ajustadas la incertidumbre es total, pero hay que tener en cuenta un elemento que la refuerza: la confiabilidad de las encuestadoras ya que como se sabe en 2016 subestimaron el voto a Trump, vencedor finalmente frente a la candidata demócrata y favorita en los sondeos Hillary Clinton.
Las reglas
Después de dos semanas de negociaciones entre sus equipos de campaña, Trump y Harris acordaron las reglas que se aplicarán en este debate de ABC y en el que expondrán mañana dos visiones opuestas sobre el futuro de Estados Unidos, que de antemano se sabe son el continuismo de los programas demócratas o la reorientación para “Volver a hacer grande a América de nuevo”, tal cual ha sido el lema de campaña de los conservadores desde hace ocho años.
La elección del Centro Nacional de la Constitución de Filadelfia no fue al azar. Pensilvania es considerado el más importante de los estados bisagra, aquellos que podrían inclinar la balanza tanto hacia los demócratas como hacia los republicanos en noviembre.
El tema de si se debe silenciar o no el micrófono de un candidato cuando no habla -como ocurrió durante el debate entre Joe Biden y Donald Trump a finales de junio- fue objeto de acalorado debate en las últimas semanas ya que el equipo Harris quería que semana tuvieran abiertos, con la esperanza del candidato republicano interrumpiera a menudo, apostándole así que diera una imagen de poco presidenciable. Sin embargo, el equipo republicano se negó, acusando a la contraparte de querer cambiar las reglas que ya habían acordado.
Finalmente, ABC decidió que los micrófonos se abran cuando a cada candidato le toque hablar, que sólo los moderadores podrán preguntar, y que no se compartirán temas ni preguntas de antemano con ninguna de las partes.
Como en el debate anterior con Biden, los candidatos no harán ningún comentario inicial, sino que pasarán directamente a la sesión de preguntas y respuestas, para lo que dispondrán de dos minutos. Se concederá un minuto adicional para cualquier "comentario, aclaración o respuesta adicional", según el reglamento.
Al final del debate, los candidatos dispondrán de dos minutos para exponer sus conclusiones. Tras un sorteo, Trump ganó el derecho a elegir ser el último en hacer uso de la palabra.
Ambos candidatos permanecerán de pie detrás de un atril durante todo el debate, no podrán hablar con sus asesores durante las pausas publicitarias ni utilizar notas preparadas de antemano. Dispondrán solo de un bolígrafo, unas hojas de papel y una botella de agua.
Así las cosas, en este primer cara a cara podría decir que el reto es mayor para Harris, ya que Estados Unidos conoce a Trump, con sus pros y sus contras. Y esa ida la resume Mark Feldstein, analista de medios de la Universidad de Maryland, con esa frase: "Hay más en juego para Harris que para Trump porque él ya es muy conocido, mientras que ella todavía tiene que explicar quién es a la mayoría de la gente”. /Redacción internacional con AFP