Vistas las cosas desde afuera, sin manipulación informativa, con libertad de pensamiento y creyendo que lo único que nos agobia es la coronavirus, los colombianos abandonados en el exterior creen que su tierra aún tiene aroma de café, las más bellas esmeraldas del mundo, que su Bogotá es la Atenas Suramericana, que se habla el mejor español y que la paz existe y sigue atrayendo el turismo internacional.
Esa percepción, sólo apreciable a través de una fotografía satelital, nos emboba, deslumbra y seduce. Pero en la medida en que empieza a funcionar el zoom, no el que aplican durante la pandemia los ejecutivos y teletrabajadores, sino el que dibuja la realidad, otra es la película.
Aparecen los medios “penetrados” de los que habla Juan Gossaín, o la dictadura Duquista que denuncia Gustavo Castro en acertada columna, cuando se refiere a la obligada hora diaria de televisión, que nunca osó tomarse Rojas Pinilla. Los escandalosos saqueos de las ayudas para las víctimas del Covid-19. La desviación de los fondos para la paz, dedicados a fabricar imagen presidencial y compra de camionetas blindadas. Es asombrosa la utilización de coronavirus para tapar cosas y encerrar viejos. Día y noche bombardean una sociedad con pánico-19.
¡A la Alcaldesa se le fueron las luces! Cuando vuelva el río a su cauce, el caos de la Atenas será descomunal. Las pocas vías que se le escaparon a Peñalosa, las taponó Claudia, que cree ganar el Tour de France sin necesidad de haber nacido en Zipaquirá. Claudia no resistió la embestida de las encuestas que pusieron de segundón a Duque. Su rodilla nos dejó sin respiración y nadie ha salido a protestar, porque la alcaldesa como “nueva derechista”, no permite marchas y mucho menos con gente con gente “encapuchada” con tapabocas.
“No Justicia, No Paz”, dicen los gringos durante las manifestaciones contra el racismo. En Colombia hace rato agoniza la justicia… El pánico-19 en que han enfrascado Duque y Claudia a casi 50 millones de habitantes cambió la imagen de un país. Nadie volvió a usar corbata, saco y chaleco. Los tenis jubilaron el cuero. Las casas están llenas, las oficinas vacías, por las calles de las ciudades sólo deambulan arlequines y fantasmas en calzoncillos o pijamas. Así han “perfilado” a los habitantes de una ciudad y una patria empanicadas, encerradas, desempleadas, empobrecidas y hambrientas. Pánico-19.
BLANCO: La cadena perpetua para violadores de niños.
NEGRO: Si no se reabren vuelos internacionales se acaba el turismo, dicen aerolíneas.