Si Duque pudiese volver atrás buscaría amplios consensos y pedagogía. Pero su arrogancia no le ha permitido pensar en su país, en los millones de jóvenes y pobladores colombianos, que hoy van a la cama con hambre y con la esperanza perdida.
Son muchos los que se han expresado en las marchas pacíficas y en los bloqueos, porque prefieren los balazos de policías y paramilitares, a soportar las penurias de un país tan desigual y tan oprobioso. Eso es mejor que morir de hambre, dicen.
Duque tuvo tiempo para volver atrás, como se lo expresó a El País de España, para buscar amplios consensos y pedagogía con las centrales obreras y los dirigentes de un movimiento reivindicatorio que quiere eliminar la desigualdad, el empobrecimiento y la falta de libertades.
Pudo más la obediencia que debía guardar a su mentor, a los intereses de los dirigentes de su movimiento político…y a las elecciones del 22, que reclama día y noche el “innombrable”.
Las jornadas que ha adelantado nuestra población para cambiar las cosas, no dan más tiempo. Consideran necesario poner coto al totalitarismo y al peligro que conlleva un gobierno en decadencia. El Jefe de Estado se ha atrincherado y rodeado de los órganos de control, Fiscalía, Contraloría, Procuraduría, defensoría y todas las “ias” que deben vigilarlo. Nadie se atreve a objetar las decisiones del Presidente. Hace cuanto quiere. Nombra y posesiona ministros con grandes impedimentos, que no son propiamente un ejemplo para la juventud.
El mundo entero nos tiene entre ojos. Ve con horror las matanzas durante las marchas, las desapariciones, la decapitación de jóvenes que protestan, por los excesos de la fuerza pública.
El mal manejo de las vacunas, que nos coloca como el primer país del mundo en muertes por covid. En noviembre del 20, el entonces Procurador, cuestionó la tardanza de Colombia en adquirir las vacunas. Hubo buenas o malas intenciones de averiguar la cosa. Se pidieron explicaciones a través de tutelas, que nunca se lograron, por supuestas confidencialidades. Ahora se sabe que cada vacuna sale a 60 dólares, cuando otros países negociaron a cifras mucho más reducidas. Y sobre esto no hay investigación alguna.
El mandatario está tranquilo. Tiene un Congreso con una mayoría a su favor que aprueba o niega según lo ordenen Duque y su mermelada, con Char a la cabeza.
El Presidente con su arrogancia, maneja esta nación a su antojo. Ahora Duque ha ingresado a las prácticas “trumpistas”, muy bien aprendidas a través de los colombianos que quisieron derrotar desde Miami a Biden.
Lo cierto es que Duque no volverá atrás, no buscará consensos ni pedagogía. Pero las encuestas le están pasando la cuenta, porque “triunfa” en imagen negativa.
BLANCO: La preocupación de la ONU por violación de los DDHH en Colombia.
NEGRO: El Padre de Roux: dice que las protestas no pueden manejarse como una guerra: “es problema de desigualdad, hambre, desempleo y no futuro para los jóvenes”.