Si unos “honorables magistrados” pueden resolver quien vive y quien muere en Colombia ¿qué sentido tiene tener una Constitución? ¿Si hay caminos, poco ortodoxos, para burlar el espíritu original de nuestra Carta Magda, para qué las Cortes? Para la muestra un botón: nuestro Preámbulo, nada menos, invocando la protección de Dios. Y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la igualdad… Hay quienes, acudiendo a verdades a medias, que viene a ser la peor mentira, logran burlar, el espíritu fundacional de la voluntad del pueblo, con razones inicuas.
En vía de ejemplo, unos vivos buscando negocios a toda costa, justificando la muerte de los más indefensos. Con los argumentos pueriles han encontrado argumentos ridículos: desconociendo la ciencia, la antropología, la historia de la humanidad… Evidentemente, hay intereses oscuros que se aprovechan de la ignorancia moral de la juventud, para llevarlos por caminos sin moral ni valores. Matando por la espalda nuestra Constitución y nuestras futuras generaciones.
Quiero insistir, que es un disparate, inexplicable y dañino para Colombia, para las personas y para la sociedad. Negar la existencia de esta verdad, desconociendo los intereses más oscuros, es negar la existencia de la verdad de la humanidad, de la realidad (ontológica y del conocimiento): es negar que existimos. En cambio, lo propio es hablar de la verdad moral para expresar la conformidad entre lo que se dice, lo que se hace y lo que piensa. El conocimiento y las proposiciones son verdaderos cuando se ajustan a la realidad. El respeto a la verdad es uno de los elementos fundamentales de la persona humana, de la convivencia y de las sociedades…
Entonces es fácil entender el error, el horror, de sacrificar a los no nacidos: desde su fecundación, porque ya son seres humanos, con todos los requisitos que los hacen personas. No son un mazacote mocoso (no humano) que se puede botar a la basura. La verdad es que cada embrión es un ser humano vivo: no en potencia, sino con potencia. Se están violando los Derechos Humanos y los principios de la Bioética. Esto no es una discusión entre ciencia o religión, es una discusión entre grandes poderes y negocios contra alguien preocupado por la humanidad.
Hoy en la sociedad hay una violencia grave ejercida contra las criaturas indefensas, basta con ver el aborto, que es la supresión de una vida humana inocente: cada año son inmolados 50.000.000 seres humanos inocentes.
Todo tiene un comienzo: así sucede con la vida de cada ser humano. En el acto sexual, entre hombre y mujer sucede aquello que llamamos fecundación o concepción. Desde este momento el óvulo deja de serlo para dar paso a una célula cualitativamente diferente: el embrión, dando inicio así a una nueva vida humana. Así, el feto está formado por las células del padre y de la madre, hasta el día de su muerte. No hay ningún comité de ética que no lo apruebe, porque los comités de ética saben que ante la duda prevalece la ciencia y la duda favorece al indefenso y en este caso favorece el embrión.