“El país no para y rechaza extorsión para negociar”
A una persona conocida de tiempo atrás, de a pie, correcta, egresada de “La Nacho” y ya jubilada, a quien siempre he percibido como “de izquierda”, le pedí su opinión sobre los paros armados de las disidencias farianas y del Eln, y específicamente, si consideraba que habría que negociar con estos últimos.
Se tomó su tiempo y me respondió: Lo que pasa es que ya no reconozco eso que, hace 40 años, nos hizo entronizar la imagen de “El Che” en la plazoleta de la Universidad -y de ahí no la han podido sacar, me aclaró-. Lo que ahora veo no me gusta, pero… -dudó-, mucha gente sufre y muere, y si las negociaciones detienen eso, pues valen la pena.
De inmediato asocié la respuesta con las peroratas de los defensores de la negociación con las Farc y de los que hoy presionan una con los elenos: Si se salva la vida de un solo colombiano, vale la pena. Con profundo respeto por el derecho a la vida, fundamental entre los fundamentales, pero si así hubieran pensado los aliados hace setenta años, hoy medio mundo sería el “paraíso nacionalsocialista” de Hitler.
Una negociación con los elenos sería extorsiva, como fue la de las Farc. Si el Gobierno no negocia, seguimos explotando el tubo -la naturaleza no es problema nuestro; el pueblo tampoco, diría yo-, seguimos secuestrando, extorsionando, matando y reclutando menores. ¡Ah!, y seguimos organizándolo todo a buen resguardo desde Cuba y nuestros cuarteles en Venezuela. Si el Gobierno no negocia, hay paro armado.
Hay más aristas de esta charla de ocasión. Si el Gobierno se deja extorsionar, que espero no lo haga -en eso ha sido enfático el presidente Duque-, qué carajos -perdón por la expresión- podría negociar con el Eln que no haya negociado el de Santos con las Farc.
¿Qué buscan las disidencias farianas con su paro armado? ¿Acaso solidarizarse con sus compadres? Nooo…, si bala es lo que se dan. ¿Acaso otra negociación? Sería un mal chiste. Buscan consolidar su dominio narcoterrorista sobre mafias y elenos; buscan resucitar su “grandeza terrorista” con el apoyo del sátrapa de la vecindad; buscan hacer su papel de brazo armado de quienes acá suspiran por el Socialismo Bolivariano; buscan sumarse, desde el campo martirizado, al otro “paro nacional”, el de las marchas pacíficas que nunca lo son; tan extorsivo como los “paros armados”.
El país está en “modo paro”, y el paro, por definición, es extorsivo; y la extorsión, también por definición, es atemorizante. Paro armado de elenos y disidencias. Paro nacional en las ciudades, con marchas extorsivas lideradas por Fecode. Paran los camioneros, paran los estudiantes, paran los profesores…
Y todo esto sucede mientras la izquierda, el centrosantismo y las iglesias, presionan al Gobierno para que negocie con el ELN y, también, con el comité de paro las 13 “exigencias” que se convirtieron en 104.
Negociación extorsiva: Si no hay negociación, seguimos en la calle, con todo y vándalos. Mientras escribo, están, literalmente, destruyendo la tradicional Avenida Chile en Bogotá.
Basta ya. Hay que hacer un llamado al orden y al ejercicio legítimo de la fuerza para garantizarlo; un llamado a desempantanar la mil veces enterrada reforma a la justicia, desde la magistratura al juez municipal y el sistema penitenciario.
Sin justicia no hay orden, hay caos. Sin orden no hay libertad efectiva, hay temor permanente; como el que a diario sentimos en campos y ciudades. Sin libertades efectivas no hay democracia real; y sin democracia real andamos el camino del vecindario.
Colombia no para…, rechaza el terror extorsivo…, quiere esperanza.