Vamos a parodiar. No haremos una imitación burlesca sino, más bien, un remedo creativo.
Remedo creativo en el sentido que lo expresa la Real Academia, o sea, que vamos a «seguir las mismas huellas y ejemplos de otra persona y llevar el mismo método, orden o disciplina que ella.»
Específicamente, nos valdremos de la declaración de los obispos católicos de los Estados Unidos reconociendo tempranamente a Joe Biden como presidente (8/11/2020).
Y lo haremos para valorar el aplomo con que obraron gobiernos como el de Brasil, México, China o Rusia al abstenerse de hacerlo puesto que ni siquiera existía una certificación oficial que lo atestiguase.
‘... Damos gracias a Dios por la bendición de la libertad. El pueblo estadounidense ha hablado en esta elección.
Ha llegado el momento en que los líderes se reúnan con espíritu de unidad nacional y se dispongan a dialogar y a comprometerse por el bienestar común.
Como latinoamericanos y creyentes que compartimos profundas preocupaciones hemisféricas, nuestras prioridades son claras.
Tenemos el deber de promover la fraternidad y la confianza mutua, orando porque un genuino espíritu democrático sea la guía de nuestros pueblos.
La democracia requiere que todos nosotros, y nuestros gobiernos, nos comportemos como sujetos respetuosos y responsables.
Eso significa que debemos garantizar la libre expresión y, sobre todo, la no intromisión en los asuntos internos de los Estados.
Como sistema democrático, los Estados Unidos se basan en la separación de poderes y justo ahora, cuando las autoridades judiciales han de dirimir la delicada controversia en la sucesión presidencial, tenemos unos deberes delicados.
En concreto, nuestro deber es facilitar la resolución pacífica del asunto sin tomar partido ni apresurarnos a hacer reconocimientos apresurados que, en vez de moderar, enciendan los ánimos y exacerben el problema.
Aunque puede apreciarse que Joseph R. Biden, Jr., ha recibido mayor número de votos en los conteos practicados hasta la fecha y las grandes cadenas informativas han hecho cálculos estadísticos coincidentes, nuestra postura oficial solo podrá darse cuando esté acompañada de los certificados oficiales y no de pareceres, subjetividades o inclinaciones ideológicas o partidistas.
La sensatez y la prudencia son la mejor guía para orientar nuestro comportamiento en momentos tan álgidos y honraremos, como siempre lo hemos hecho, los principios fundamentales sobre los que se ha erigido la sociedad de naciones.
Sin importar la fe que profesen los candidatos enfrentados, ni sus tendencias ideológicas, la ponderación y la sindéresis orientarán nuestra conducta.
Y así será hasta que haya un pronunciamiento oficial que nos permita felicitar sinceramente a quien deba ocupar la Presidencia por los próximos cuatro años.
Estamos seguros de que así, y solo así, Nuestro Señor nos permitirá acompañar a nuestros queridos hermanos norteamericanos.
Acompañarlos para que se cumpla esa visión de los fundadores de los Estados Unidos: una nación bajo Dios, donde se defiende la santidad de cada vida humana y se garantiza la libertad de conciencia y religión’.
* Profesor de la Escuela Superior de Guerra.
vicentetorrijos.com