Pasiones electorales | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Mayo de 2022

¡Ah, las pasiones, tan engañosas! Nos las venden como si fuesen cercanas al amor, cuando son todo lo contrario: mientras el amor es la totalidad y une, la pasión segmenta, divide, polariza.

Echemos una mirada rápida a lo que ocurre en el mundo para constatarlo. En los estadios de fútbol se repiten las escenas de violencia, gracias a la tan invocada pasión futbolera: más de veinte heridos en un estadio mexicano, un muerto en un estadio colombiano, como para no ir tan lejos en la distancia y en el tiempo.  ¿Dónde está el amor, cuando la pasión por una camiseta conduce a riñas y muerte? Las religiones no escapan a ello, de lo que dan cuenta las “guerras santas”: personas apasionadas por una fe que creen la verdadera han asesinado, torturado y excluido a otras, muchas de ellas también apasionadas por sus creencias. ¿Dónde se perdió el amor, para que la pasión por una religión lleve a la muerte? En la política pasa otro tanto. Se llenan libros enteros con la sangre derramada por las pasiones políticas. ¿Dónde quedo el amor por una sociedad mejor?

No exagero al decir que la pasión no nos lleva a ser mejores seres humanos, sino todo lo contrario. Una pasión es una perturbación del ánimo, un apetito del ego.  Entonces, las pasiones no son solo cuestión de los vándalos; las padecemos todos los seres humanos. Soy consciente de que lo que digo no es popular, pues han calado tanto los discursos que apelan a las pasiones y las exaltan que las hemos normalizado. Nada más recordemos el “Colombia es pasión”. Resultó que sí, pero no en el sentido maravilloso que se buscaba, sino en el de la segmentación y la exclusión que evidenciamos hoy. ¿Qué tal si empezáramos a decir que Colombia es amor? Cambiaríamos inmediatamente la frecuencia vibracional. Claro, ¡por fortuna hay -y cada vez más- personas que eligen el amor y no la pasión! Necesitamos ser más para que esto cambie, pues la responsabilidad no es de los gobernantes de turno, sino de todos.

Si le bajamos el volumen a las pasiones en estas elecciones que se avecinan y elegimos responsablemente desde el amor damos un gran paso. Muchas personas siguen atizando los fuegos de la violencia y lo más seguro es que lo continúen haciendo, pues están en esos niveles de consciencia en los que se vive de la guerra, la protección de los feudos, la negación del otro, la manipulación y la venganza.  Nada de ello se debe condenar, pues es parte de la historia humana, más sí observar para actuar en forma distinta.  Hoy podemos elegir el amor y reconocer que en las diferencias somos uno.

@edoxvargas