“Perras” | El Nuevo Siglo
Martes, 17 de Diciembre de 2024

Como colombiana repruebo el nombramiento de Daniel Mendoza como embajador de Colombia en Tailandia. Este nombramiento es vergonzoso. No es aceptable que un misógino que se ufana de describir a las mujeres como “perras rezanderas” represente a nuestro país en ninguna parte, mucho menos en una Embajada.

Este es un nombramiento que debe ser condenado por todos los colombianos, hombres y mujeres, de todas las corrientes políticas, de todas las edades, de todas las razas. Expresiones como las usadas por Mendoza deben ser repudiadas y castigadas; deben ser extirpadas de nuestro lenguaje si queremos tener un país igualitario y respetuoso de las mujeres; derecho por el que tanto hemos luchado, condición categórica para la paz tan anhelada, para derrotar la violencia de género.

En algún momento el odio, la difamación y la misoginia verbal tienen que detenerse, denunciarse y castigarse, pues es más que un abuso es un crimen contra la mujer.

Este es el lenguaje que da comienzo al maltrato contra las mujeres; inclusive es el lenguaje que justifica los feminicidios. La mujer vista y nombrada como “perra” justifica la violencia contra ella. Esta expresión arrastra aquella horrenda condena que escupen los violentos antes de cometer su crimen.: “lo voy a matar como a un perro (perra)”.

Un hombre que predica que: “Una mujer que ve pornografía a diario es mejor madre, mejor hija, mejor amante y mucho mejor ciudadana” es un personaje enfermo, con una visión de la mujer muy limitada, solo como un objeto sexual. Es alguien con urgente necesidad de tratamiento psiquiátrico para ayudarlo a entender el valor infinito de la mujer, su excepcional sexualidad, que debe ser respetada y valorada, y jamás mancillada con epítetos como “perra”.  

Desgraciadamente, no es la primera vez que nuestra Cancillería nombra a personajes carentes de los atributos que se requieren para ser un digno representante de nuestra nación, diplomáticos de alto nivel que representen lo mejor de Colombia, como son muchos de los de carrera que existen en la Cancillería. Diplomáticos profesionales, hombres y mujeres destacado por su cultura, educación y acciones intachables, (no payasadas adolescentes, como retratarse desnudos). Deben ser personas que nos representen con honor, no personajes notorios por discutibles e ilegales hechos, como son la difamación enraizada en el odio.

Pero claro, este nombramiento es entendible viniendo de Gustavo Petro. Bien se puede decir: “dime a quién designas y te diré quién eres”.  Como sabemos, la mayoría de los nombramientos efectuados por Petro son hechos “a su imagen y semejanza”. Son muchas las personas envenenadas por el odio, enviciadas a la mentira, a la difamación y al insulto, idénticos a él, que han pasado o están en su gobierno.

Esto sin mencionar que muchos de los personajes que rodean a Petro tienen una vida personal tan reprobable, desde el más elemental sentido de decencia, que parecen criados en la misma camada.   

Como colombianos debemos rechazar y condenar este tipo de nombramientos. Como mujeres este nombramiento es inadmisible, nos ofende y nos disminuye, así el nombramiento no se lleve a cabo, es vergonzoso que la Cancillería lo haya hecho. Ésta y otras designaciones en el Cuerpo Diplomático han sido bochornosas. Ya es hora de que el Canciller obre con responsabilidad y sensatez. Es el nombre de Colombia el que está en juego.