Después de la declaratoria de vacancia por el Congreso del presidente Martín Vizcarra, a quien declaró “incapacitado moralmente” para ejercer el cargo debido a que tiene abierta investigación por supuestamente haber recibido seiscientos mil dólares en la ejecución de contratos cuando en el año 2014 se desempeñaba como gobernador en el Departamento de Moquegua, aun cuando no ha sido condenado, de la renuncia del presidente Manuel Merino quien ocupó la primera magistratura durante cinco días y renunció tras la represión a manifestaciones de protesta ciudadana que ocasionó dos muertos y numerosos heridos, fue elegido primer mandatario Francisco Rafael Sagasti que gobernará hasta julio del 2021 y será reemplazado por el candidato vencedor en los comicios de abril del año venidero.
La designación ha sido bien recibida. Se trata de un parlamentario de setenta y seis años, ingeniero industrial, escritor, autor de varios libros, exfuncionario del Banco Mundial, profesor universitario, político que obtuvo el respaldo de sus colegas del Congreso, con la promesa de conformar gobierno plural honesto y el anuncio de que su gabinete actuará hasta que se conozca el resultado electoral de abril del 2021 bajo la premisa de ser leal a sus compatriotas sin distingos de partido, advirtiendo que no será vocero únicamente de la colectividad morada y los ministros nombrados han sido acogidos por la opinión pública, personas con experiencia y conocimientos, dispuestas a un sacrificio por unos meses.
En el Perú han sucedido muchas cosas desde la independencia. La Nación ha cambiado, la guerrilla de “Sendero Luminoso” fue derrotada, el expresidente Alberto Fujimori cumple condena especialmente por excesos en la operación de desmantelamiento de presuntos terroristas ubicados en la Cantuta, los partidos se debilitaron, varios exmandatarios sindicados de deshonestos, entre ellos uno prófugo, se hallan sometidos a juicio. El aprista Allan García, angustiado frente a cargos de corrupción se suicidó; Pedro Pablo Kuczynski duró apenas un año, dimitiendo en el 2018 acusado de indebida contratación de sus empresas con el Estado. Pero las condiciones del país son mejores, los avances en estructura de conectividad notorios, los progresos en la educación primaria y secundaria resaltables, a pesar de las diferencias sociales, de las dificultades de diversa índole agravadas por la actual pandemia ninguno puede sostener que se trata de un pueblo carente de futuro.
Lo ocurrido en los últimos días muestra aspectos positivos, el propósito de combatir la corrupción es palpable, la posición de respaldo a las instituciones por parte de las Fuerzas Armadas que gobernaron un buen trecho del siglo XX tras el golpe militar del general Juan Velasco Alvarado en 1968 nos lleva a pensar que no hay peligro de uno nuevo, que existe ánimo para la conformación de coaliciones políticas, dentro del sistema democrático, comprometidas en trabajar para la solución de problemas.
Importante que rija el Estado de Derecho. En tiempos de incertidumbre continental, de tragedias naturales haciendo estragos, abrigamos la esperanza de que la hermana República salga del atolladero, corrija errores y rumbo.