Petro y el muro de Berlín | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Junio de 2023

Desafortunadas sus opiniones durante el reciente viaje oficial a Alemania, cuando lamentó la caída del muro en 1989 y dijo que “este hecho trajo la destrucción del movimiento obrero a escala mundial y debilitó el valor de la izquierda”.

La abolición de la tapia forma parte del final de la “guerra fría,” al término de la segunda guerra mundial los aliados dividieron a Alemania y una extensa zona de Berlín pasó a manos de la República Democrática, del régimen comunista que construyó la pared de cuarenta y un kilómetros para impedir el éxodo al área oriental de la urbe, separando durante veintinueve años a familias, suspendiendo el tránsito en contra de los anhelos ciudadanos de reunificación.

La población, de manera pacífica -del este y el oeste-, sin derramamiento de sangre, conquistó la libertad, el mundo celebró lo sucedido que influyó para la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en diciembre de 1991 como consecuencia de factores políticos y económicos. Esto ocurrió después del fallido golpe de Estado a Gorbachov.  Kennedy en su visita a la ciudad en 1961 afirmó en celebre discurso: “Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. La libertad es indivisible y cuando un hombre es esclavizado, ¿Quién está libre? ¨

Las expresiones del presidente Petro, fuera de protocolo, olvidan la existencia del Estado democrático con el cual Colombia mantiene excelentes relaciones diplomáticas, económicas y culturales.

La caída del muro fue significativa, reconocimiento del fracaso comunista, la mención respecto del ¨movimiento obrero¨ dista del lenguaje de las colectividades socialistas del siglo XXI.  

 Las barreras mentales son más negativas que las de hormigón, internamente la crisis colombiana es ostensible, las noticias se producen y son malas así el mandatario quiera que los medios de comunicación se abstengan de difundirlas y comentarlas, fortalecen el impacto de las concurridas movilizaciones públicas opuestas a la administración.

Los buenos discursos tienen buen comienzo y final, son oportunos, frases innecesarias sobran, acumular temas confunde, las reflexiones históricas deben sustentarse con argumentos contundentes, la palabra proletariado en el mundo actual contiene dimensión distinta de la reflejada hace un siglo así desigualdades e injusticias subsistan. Los trabajadores antes poseían imagen clara del término, ahora diluida. El presidente Petro ha sido un inconforme durante su vida, cuenta con carisma, pero no basta eso para acertar y encontrar solución a problemas sociales agobiantes que se agravan propiciando la discordia, el enfrentamiento de clases, la comisión de delitos, el desorden.

Ojalá que el mandatario se abstenga de producir meditaciones extrañas acerca del muro de Constantinopla, el hundimiento del Titanic, el Himalaya o la Muralla China y en lugar de improvisar analice previamente el texto de intervenciones que ocasionan estrés, anulan la esperanza. Error creer dogmáticamente que en política solo hay un camino: supeditar el cambio a la presentación de múltiples proyectos de reforma desconociendo avances obtenidos a través del tiempo es obstinación, mala consejera, anoto que   escuchar permite enmendar equivocaciones.