No alcanzó el país a recuperarse de la ley de crecimiento económico que benefició con creces a los ricos, cuando sin son ni ton, se anunció otro impuesto altamente discriminatorio, que se ensayará en Bogotá, como último “obsequio” dejado por el poco grato Peñalosa.
Según la Constitución, los impuestos solamente pueden imponerse por normas instituidas por leyes presentadas por el ejecutivo o legislativo y aprobadas por el Congreso.
La caótica ciudad que recibió Claudia López requiere con urgencia decisiones y obras que la desembotellen y le permitan una movilidad racional. Su antecesor, consideró que la solución era construir ciclorrutas y se enorgullecía haber entregado la red más grande del mundo en este tipo de vías. (Claro, parece que no conoce Copenhague)
Sin planeación alguna deterioró y limitó la capacidad de las pocas calles, avenidas y senderos para disfrazarlos como vías ciclísticas, con bolardos y trozos de cemento armado.
Nunca durante sus administraciones construyó algo parecido a una vía descongestionante o técnicamente capacitada para el creciente tráfico de la capital. Por ello se tuvo que acudir al pico y placa y a cuantas locuras se le ocurrieron a él y a sus despistados “moviliarios” funcionarios.
Y las ciclorrutas, si así puede llamarse a los obstáculos que colocó en las pocas vías, no han servido para nada. Son estrechas, interrupciones inexplicables, llenas de huecos, inseguridad, oscuridad, que casi nadie utiliza. Olvidó educar y acostumbrar a los ciclistas para usarlas. Todos van por las vías arterias, disputándose el espacio con las motos y los vehículos. Esa la razón para que haya aumentado el número de accidentes y muertos a lo largo y ancho de la capital. A Peñalosa solo lo salva la multimillonada que invirtió en publicidad para posar de eficiente. ¿Si hubiera invertido ese dinero en una sola avenidita?
El problema se lo dejó a Claudia, con un proyecto de decreto que de paso impone un nuevo e ilegal impuesto para poder transitar los días de pico y placa. Medida altamente discriminatoria. En Bogotá, gran parte de la población, especialmente la más pobre, vive del carro. Además quienes tienen derecho a transitar, pierden esa legalidad, porque deben soportar la mayor congestión, agravada por quienes con 4 millones escapan al pico y placa. Y así la contaminación de los vehículos particulares, agregada a la de las “chimeneas rodantes de transmilenio”, no tendrá tregua.
Es posible que la nueva alcaldesa, persona pensante y con mentalidad equitativa, archive la alcaldada que le dejó preparada su antecesor, que como el espíritu burlón, ríe, ríe.
Claudia, además, está bien rodeada, sus colaboradores, son gentes preparadas, con grados legalmente obtenidos y con experiencia para aportarle en la labor de le fue encomendada por unos electores que querían salir de Peñalosa, al que sí hay que ponerle pico y placa permanente.
BLANCO: La calificación de Colombia como el segundo país más atractivo para los inversionistas internacionales.
NEGRO: Parece que ingresó la propaganda negra a Casa de Nari.