Una de las claves para vivir mejor consiste en estar plenamente presentes con lo que la vida trae cada momento. Se trata no solamente de estar conscientes, sino de estar conscientes de estar conscientes.
Este conocimiento ancestral lo han transmitido las grandes tradiciones de sabiduría a lo largo y ancho del planeta con el correr de los tiempos. Entonces, si ya sabemos qué hacer para que la vida fluya en armonía, ¿por qué se nos dificulta tanto? ¿Por qué será tan fácil que nos distraigamos de cada momento presente y estemos muchas veces anclados en el pasado o soñando con el futuro? Como los fenómenos de la vida con complejos y no lineales, las respuestas son múltiples:
Nos falta aprender que no somos nuestras emociones, sino que estas van y vienen para que podamos aprender. Como todas son útiles, no hay unas positivas y otras negativas, sino sencillamente unas nos gustan más que otras. Entonces, cuando estamos en las que no nos gustan surge la tendencia a evadirlas y nos perdemos del momento presente. Tenemos el derecho a estar con miedo, rabia, tristeza, asco y sorpresa, de la misma manera que tenemos derecho a estar con felicidad. Cuando respiramos conscientemente en cada emoción, sea cual sea, ampliamos nuestra capacidad para aceptar la vida tal como es, aprendemos a integrar cada experiencia y dejamos de luchar, de sobrevivir.
También nos falta ganar enfoque sobre lo que estamos haciendo en cada momento. La velocidad cada vez más rápida que va demandando el mundo contemporáneo favorece el multitasking¸ desarrollar muchas actividades simultáneamente, lo cual dificulta nuestra conexión en presente. Si en cada momento nos concentramos en lo que estamos haciendo, podemos saborear más la vida. Muchas veces comemos en automático y nos bañamos en automático, sin darnos percatarnos de cada experiencia y pensando en algún asunto pendiente o en la frustración de ayer.
Parecería una pérdida de tiempo concentrarnos en cada diente, muela y colmillo cuando cepillamos nuestros dientes. Sin embargo, cuando ganamos plena presencia en lo pequeño nos estamos entrenando para hacerlo en lo grande. No solo se trata de darnos cuenta de que estamos saboreando una manzana, sino que podemos también darnos cuenta de que nos damos cuenta. La plena presencia es un derecho que tenemos los seres humanos, más en estos tiempos en el que impera cada vez más un sentido de inmediatez asociado al éxito.
Creo que el verdadero éxito consiste en estar plenamente presentes en cada momento. Cuando damos cuenta de nosotros mismos en cada instante hacemos posible nuestra congruencia, alineamos nuestra existencia y ocupamos nuestro lugar. Podríamos también monitorear nuestros egos, para administrarlos mejor… Empecemos por respirar conscientemente aquí y ahora: esa ya es una gran ganancia.
enyoi.com.co