Propósito | El Nuevo Siglo
Domingo, 31 de Diciembre de 2017

En la lista de deseos para el nuevo año suelen estar cosas como tener una mejor casa, un mejor carro, un mejor trabajo o más rentas. También clasifican tener buena salud, el bienestar de hijos y familiares, así cómo hacer más viajes. Cada quien elabora la lista de acuerdo con su anhelos y aspiraciones, como también a partir de las metas no alcanzadas en el año anterior. A esas peticiones quiero proponerle que agregue otra: tener claridad en el propósito de su vida, algo que va mucho más allá de las metas. 

 

Por supuesto que las metas son importantes. Parte de la evolución consiste en mejorar la calidad de vida día a día. Pero, ¿qué es calidad de vida? Desde la lógica del consumismo, calidad de vida es tener más y más, creer que se es exitoso en la medida en que más se tiene. Por ello por estos días han estado abarrotados las tiendas y los centros comerciales, los templos de los modernidad y de las sociedades líquidas. Claro que es necesario consumir, pues se necesita cubrir las necesidades básicas así como mover la economía de una región o un país. Otra cosa es el consumismo, un afán frenético por resolver los vacíos de la existencia mediante cosas que no los van a llenar: esa es la trampa, consumir sin límites. 

 

Muchas metas van ligadas al consumismo y lo que ello implica: estatus, pertenencia a círculos sociales, reconocimiento. Algunas otras responden a deseos genuinos de ampliar el bien-estar, tanto propio como de las personas amadas. El propósito tiene que ver con el Ser, en mayúscula, con el sentido último de la existencia. Los bienes materiales son importantes, pero se van a quedar aquí cuando atravesemos el umbral de la muerte. El propósito, para quienes creemos en la evolución infinita de la Consciencia, trasciende las fronteras de la muerte física. Identificar el propósito de la existencia y trabajar en él es, sin duda, una acción de orden superior. 

 

Estamos en conexión con nuestro propósito desde el momento de la encarnación. Sin embargo, a lo largo de la vida y por diferentes circunstancias podemos ir perdiendo esa conexión o la perdemos del todo. Es posible que el propósito de un alma haya sido aprender de plantas medicinales, para cumplir una misión de sanación, por lo cual ser agricultor hubiese sido la ruta a seguir; pero por efectos externos de cualquier índole, la persona terminó en una ciudad trabajando en otra cosa. También es posible que una misión vital de un alma haya sido la educación, y con el paso del tiempo se logró preservar la conexión y efectivamente se dedica a ello. 

 

Podemos trabajar en la conexión, pidiendo guía y escuchando la voz de nuestra propia alma, acallando el ruido externo. Cuando pedimos eso y hacemos la tarea correspondiente, la conexión se fortalece o restablece, lo cual nos permite vivir nuestro propósito. Le deseo un Año Nuevo en conexión profunda con su propósito. Desde él puede tener una vida en amor, salud, abundancia y prosperidad.

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