Protagonistas II | El Nuevo Siglo
Viernes, 30 de Agosto de 2024

Kamala Harris. El retiro de Joe Biden de la contienda presidencial norteamericana es un gesto de grandeza que será valorado con el correr de la historia. Merece estar en uno de los capítulos de los Perfiles de Coraje, que escribiera John F. Kennedy.

La estrategia demócrata subió a Kamala a una rampa vertiginosa en la que ha sorprendido por la fortaleza de sus argumentos, lo comprensible de sus propuestas - dirigidas al corazón de la clase media - y la capacidad de combate.

En su discurso de aceptación de la nominación demócrata no ahorró ningún golpe ni lo erró tampoco. Jabs a la cara, uppercuts a la barbilla pretenciosa de Trump, ganchos al hígado, y una serie de “body shots” que dejaron al candidato republicano notificado: la pelea es peleando.

Trump no ha logrado replicar debidamente. Se había dedicado a presentar la avanzada edad de Biden como un problema para gobernar. Kamala cambió los papeles. Ahora, el viejo es Trump.

Con reminiscencias kennedianas, Kamala citó a su madre: “Hay que hacer algo”. Mi cliente es la gente, el cliente de Trump es él mismo. Como fiscal yo hablaba en nombre del pueblo de los Estados Unidos. Nunca he hecho otra cosa. El Medicare debe ser para todos. En el difícil tema migratorio, sintetizó: Vía a la ciudadanía, y revivir el pacto bipartidista, que desechó Trump, para asegurar la frontera.

Se afirma que la lucha empezó luego de la convención demócrata, y se espera por el comportamiento de Kamala en el debate con Trump. Sí, pero en estos días la que va delante es la primera mujer de ascendencia afroamericana y asiática que aspira a la Presidencia de los Estados Unidos, quien ya fijó el debate con el lema: Fiscal vs Convicto.

Finalmente, no se entiende que una democracia desarrollada como la de los gringos permita que quien atentó contra el Congreso, amenazó al Vicepresidente Vance, no ha reconocido su derrota frente a Biden, y haya sido declarado culpable de 34 delitos, pueda aspirar a la presidencia. Y con opción de ganarla.

Muhammad Yunus. Ha sido designado Primer Ministro de Bangladesh a petición del estudiantado rebelde cuyas protestas sacaron del poder a Seik Hasina. Yunus, Nobel de Paz 2006, - no se atrevieron a darle el de economía-, diseñó un sistema de microcréditos para los pobres (especialmente mujeres) sin pedirles garantías. Concretó la idea en el Grammen Bank, de reconocido éxito en su país.

A Yunus me lo presentó Aymarta Sen en octubre del 2000 en Rimini, la bella ciudad adriática, luego de una extenuante reunión de 8 horas con varios premios Nobel que querían hablar del proceso de paz que adelantaba el presidente Andrés Pastrana con las Farc.

“La paz pasa por combatir la pobreza, hable con este hombre”, me dijo Sen. Ese fue el origen de la Banca de Oportunidades, un sistema financiero que facilite que el crédito llegue a los pobres, una red de créditos para los más pobres, un Banco de los Pobres. Así le presenté la iniciativa al presidente Uribe, quien al acogerla, prefirió llamarla la Banca de las Oportunidades. Desde los inicios los técnicos del Ministerio de Hacienda impusieron la ortodoxia económica. Por eso es hoy, la Banca de Oportunidades, una entidad alejada de las necesidades de la gente y dedicada a la bancarización. Ni siquiera aceptaron que la bancarización se utilizara como arma para combatir la pobreza. “Pobreza y bancarización no tienen relación”, dijo una de sus principales asesoras.

En una de sus venidas a Colombia, Yunus me dijo: “Ustedes pueden ser más exitosos que nosotros en el combate a la pobreza. Tienen instituciones que no hay aún en Bangladesh”.

Con el acuerdo Gobierno-Banca que adiciona 55 billones a créditos baratos, entre ellos para la economía popular, bien podría el Presidente Petro aprovechar para darle a la Banca de Oportunidades el giro hacia el espíritu inicial de servir a los pobres.

La sociedad de confianza que ha creado Yunus lo tiene hoy gobernando a su país. Buena suerte, Muhammad.

Reelección presidencial. Por estos días se presentará el Proyecto de Acto Legislativo que permitirá la reelección de los Presidentes de la República. Así lo ha anunciado la Senadora Isabel Zuleta. El activismo de la senadora es tan intenso como su fanatismo. Esa ha sido la venda que no le permite comprender aún la estructura del sistema representativo del gobierno. Ante cada debate a las reformas gubernamentales, exclama: “¿Por qué se oponen si nosotros ganamos?”. Zuleta es muy cercana al presidente Petro y gestora eficaz de sus iniciativas. ¡La reforma constitucional que promueve no es inconsulta! Ya Petro habló de que le gritan ¡reelección!, ¡reelección! en sus recorridos por el país. Y la rechaza, “para no molestar a los expresidentes”. Pero esa gentileza no corresponde al actuar habitual del caudillo gobernante. Es más, el miércoles pasado fue claro: “Ojalá este gobierno progresista siga del 2026 al 2030, que es un año mágico”. Ojo, en el Congreso de la República se están sembrando piedras afiladas en el camino de nuestra democracia.

P.S. A propósito: ¿De qué hablaron Leyva y Maduro?