¿Estaremos en condiciones de recuperar el optimismo y rescatar el progreso? Esa pregunta surge cuando se aprecia un país en medio de un mundo que parece haber perdido la esperanza. Colombia no está ausente de la crisis que se ha apoderado de este mundo sin liderazgo, manejado por pésimos gobernantes y en medio de la pandemia.
Los privilegios y derechos de la población se acabaron. El desempleo, la pobreza, la hambruna, la inseguridad, las masacres, asesinatos de líderes y la desilusión, se imponen con mayor fuerza. No se aprecian reactivación productiva, ni recuperación.
Al Covid-19 lo acompañan el odio, la intolerancia, la violación de leyes y normas. Reina la corrupción.
La inmensa mayoría de colombianos, que milita en la decencia, la tolerancia, la convivencia y la hidalguía, depositó más de 12 millones de sufragios para recomponer un país que añora nuevos caminos de progreso, equidad, honradez y paz. Los buenos deseos se van al traste por falta de decisión de dirigentes, empresarios, políticos y gobernantes, incapaces de enfrentar el cáncer que nos destruye. En cada sitio, en cada posición, en cada grupo, en cada espacio, hay recovecos por los que deambulan el desorden, el delito, el despilfarro, los contratos leoninos, la mermelada y el pago de favores políticos. Los periodistas y los medios de comunicación, son ¨perfilados¨, los unos y limitados los otros. Las orejas de la censura amenazan la libertad de prensa y la democracia.
La paz es manipulada y frenéticamente atropellada y arrojada hacia las ¨trizas¨.
Estamos en la antesala del desastre, pero aún, hay posibilidades de encontrar una ruta de escape.
Aparece ¨Un Mensaje Optimista para un Mundo en Crisis¨, en el libro del expresidente Juan Manuel Santos. Reúne y evalúa con optimismo el progreso de Colombia durante los últimos 30 años.
Su obra analiza a una Colombia que presenta un ambiente de pesimismo desaforado e impulsado por la polarización política, que enceguece e impide ver “los reconocimientos y aplausos que nos prodigan desde afuera”. Analiza el vaso medio lleno de grandes progresos, frente al vaso medio vacío de los pesimistas, que puede llevarnos “a la destrucción, al populismo y al autoritarismo”.
El expresidente abre las puertas al diálogo con el actual mandatario, con su mentor y con su partido, para conformar una agenda que incluya reformas política, agraria y energética sostenible. “Estoy listo para sentarme a dialogar. El presidente Duque puede unir al país, tiene suficiente tiempo... Espero la señal”, expresó Santos.
Pero, como no todas las intenciones se entienden, apareció el mismo bachiller que posesionó a Duque, con su tradicional pésima energía, para cerrar la puerta… la “jugadita” funesta para arruinar nuestro futuro.
BLANCO: El regreso del fútbol, aunque a puerta cerrada.
NEGRO: El nacimiento del ministerio de Educación Popular y Propaganda. Lo orienta el Director de Comunicaciones del partido y “gran arquitecto del ascenso al poder”: el propio Luigi. Censura de prensa, perfilaciones y prohibición a medios nacionales e internacionales, para entrevistar a no-CDs. Goebbels, está entre nosotros.