Todavía no salgo de mi estupor por el asesinato del candidato Fernando Villavicencio en el Ecuador. Tengo nexos muy cercanos con este país, que me dejaron mi paso como asesora juntamente con el exministro Rubén Darío Lizarralde. Lo llevo en mi corazón, como a sus gentes y sus encomiables logros.
Hoy me entero de la forma tan sanguinaria y cruel como mataron a un candidato que era la esperanza de los ecuatorianos. Pero lo que más duele y avergüenza es la participación de delincuentes a sueldo colombianos que, aparentemente, cometieron este crimen. Falta determinar quién o quiénes fueron los autores intelectuales de este asesinato.
Fernando Villavicencio venia de un lugar humilde del Chimborazo, había nacido en Sevilla y parte de su niñez la vivió allí, rodeado de vacas, cabras, gallinas y cultivos de pan coger. Hijo de un campesino pequeño productor de trigo. Con los años, su familia emigró a Quito y allí pasó a ser responsable, en parte, del destino de su pobre familia. Compartía su tiempo con sus estudios, pelando pescados y conchas, como mesero y lo que se le presentaba, velo por la sobrevivencia de sus hermanos. En Quito estudio Comunicaciones y su primer trabajo fue en Petroecuador, como comunicador dedicado a las “relaciones con la comunidad”. Su conciencia social lo llevó a trabajar en informes de cómo las empresas petroleras estaban impactando nocivamente el medio ambiente. Revisando los contratos de estas empresas, se dio cuenta de su enriquecimiento y poca retribución a las comunidades que impactaban.
Fue elegido a la Asamblea del país y allí presidió la Comisión de Fiscalización. Realizó 24 informes de investigación relacionados con la corrupción del país que llevaron al exilio del expresidente Correa y a la cárcel algunos de sus colaboradores. La embajada de Estados Unidos le ayudó con información. Colombia tuvo conocimiento de sus informes ya que, gracias a él, se descubrió toda la verdad de Alex Saab y sus amigos en Colombia y el gobierno de Venezuela.
Fue enemigo acérrimo del gobierno de Correa a quién consideraba el expresidente que había llevado al Ecuador a volverse en corredor del narcotráfico por sus puertos y de la minería ilegal, cuando tuvo la osadía de retirar el control que tenían los americanos en la Base de Manta. Correa dejó sin poder al ejército y prácticamente inhabilitó a los policías a actuar contra las mafias. Gracias a esto, en los últimos anos campean sin mucho control los grupos de narcotraficantes como los mexicanos, colombianos, albaneses. Según Villavicencio, Correa con su impunidad, validó y dejó el espacio a los delincuentes para poder actuar y desintegrar la sociedad.
Este hombre que fue de izquierda moderada, actualmente fungía como presidencial de centro. Sus denuncias eran permanentes contra la corrupción. Una de sus oponentes era Lucia González, a quién los ecuatorianos denominan la marioneta del expresidente Correa y quien aparentemente lidera las encuestas.
Los ecuatorianos que todavía están bajo el choque de esta noticia tenían esperanzas en el hombre que luchaba de manera frontal contra la corrupción y contra el “correísmo”.
¿A quién le convenia posiblemente asesinarlo? Supuestamente a todas los grupos mafiosos, delincuenciales y políticos que veían que, si quedaba en segundo lugar, iba a disputar junto la candidata de Correa la presidencia y temían que en segunda vuelta pudiera ganarles. Había que trancarlo, como pararon al alcalde de Manta a quién asesinaron siguiendo los mismos procedimientos.
Había anunciado hace pocos días que iba entregar una investigación que no alcanzó a finalizar cuando estaba en la presidencia de la Comisión Fiscalización de la Asamblea contra Correa. Villavicencio afirmaba que éste había dejado más de 20 contratos con empresas multinacionales a través de la figura endeble de la contratación por servicios.
Indudablemente tenía muchos enemigos y muy fuertes. Su único deseo era llegar a la presidencia para, según El Universal “derrotar las mafias que habían cooptado el Estado y tenían de rodillas a la sociedad”. Decía que la economía se había contaminado del narcotráfico, de la minería ilegal y el sobreprecio de los sobornos de la corrupción en sector público... Uno de los mayores culpables es el famoso Fito, que desde del 2020 lidera la acción de los grupos delictivos, las masacres de las cárceles, los choques masivos contra la fuerza pública.
Villavicencio había acusado a este delincuente de estar planeando su muerte. Parece que supuestamente había muchos motivos para matarlo.
En una de sus ultimas entrevistas dijo: “Es difícil sobrevivir en un mundo absolutamente contaminado”.
Lamento que mi querida Ecuador esté viviendo un proceso de no institucionalización, huelgas que duran muchos días, malestar social, pobreza, el “populismo correísta de izquierda” que los ha polarizado, la inseguridad producto de las malas políticas migratorias y de la delincuencia que atemoriza a esta sociedad. Lo mismo que sufrimos los colombianos.