Sin duda, una de las mejores actividades para pasar el tiempo, llenar la mente de conocimientos e ideas y agudizar todos los sentidos, es la lectura. Un buen libro puede convertirse en mejor amigo, maestro, retador constante, cómplice y guía para estos días de encierro.
Hay un número infinito de libros maravillosos para escoger. Sin embargo, hoy me parece apropiado profundizar en el tema de la peste, semejante a la que vivimos; tema sobre el cual hay páginas magistrales.
En 1947, Albert Camus publicó su segunda novela, “La peste”, sobre una supuesta epidemia en Orán, puerto comercial de Argelia. Sus personajes son un complejo universo. El escritor explora la pregunta de si puede, o no existir, el autosacrificio por el bien ajeno, en un hombre que vive sin Dios y no actúa por la recompensa de una vida eterna.
Esta obra ha sido la más vendida durante la pandemia actual. Al leerla, comprendemos como el hombre ha reaccionado siempre igual ante la amenaza de una peste, oscilando entre la grandeza, el egoísmo y la estupidez.
Camus recibió el Premio Nobel de Literatura en 1957 porque: “la suma de su obra pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de la actualidad”.
Este escritor francés, de origen argelino (1913-1960), pasó su niñez en Argelia, en la humilde casa de su abuela, luego de perder a su padre antes de cumplir un año, en la batalla del Marne (1914). Su escritura tiene la punzante marca de esos años y de su constante lucha contra la tuberculosis
En su madurez, Camus se opuso simultáneamente al marxismo, cristianismo y existencialismo, aunque algunos lo consideren el existencialista por excelencia.
Aún quedan dudas sobre si la mano criminal de la KGB tuvo algo que ver con su muerte en un accidente automovilístico, en 1960.
“El año de la peste”, del inglés Daniel Defoe, nos enfrenta a otra plaga aterradora. Aquella que casi acaba con Londres en 1665- 66. La novela es un relato de las experiencias de un hombre durante esos años, en los que la ciudad sufrió el azote de la “gran plaga”.
El autor escribe esta obra en su juventud, basándose en relatos de su tío sobre sus vivencias de los hechos. Es un relato oscuro, aterrador, doloroso, con un alto contenido de crítica y condena cristiana. En el fondo, Defoe considera a la peste como el castigo divino a una ciudad corrupta, sin Dios.
Sin embargo, igual que en el libro del francés, el desarrollo de la peste en Londres debe interesarnos, pues tiene los mismos ingredientes que Camus describe en Orán y los mismos que hoy vivimos en presencia de la actual pandemia. Primero, negación de los gobiernos, luego, lentitud para reaccionar, seguida de absurda desobediencia civil y, finalmente, miedo y horror.
Recomendaría también “Los novios”, de Alessandro Manzoni (1785- 1873), nacido en Milán, Lombardía, durante el dominio austriaco, considerado como uno de los grandes escritores italianos, y mundiales, por esta obra romántica. En ella encontramos, una vez más, el tema de la peste bubónica, “La Gran Plaga de Milán” (1629-31); donde murieron aproximadamente 280 mil personas, debido al relajamiento de las medidas preventivas durante el Carnaval de Venecia. Coincidencialmente, en Lombardía se inició la contaminación del coronavirus en Italia.