Según la presidenta de la Asociación Colombiana de Importadores de Licores (Acodil) Martha Patricia González, la demanda de licores en Colombia, particularmente en lo que hace relación al aguardiente que produce la industria nacional, cayó el año pasado el 32.7%. Llama poderosamente la atención que quien enciende las alarmas sea Acodil y no la Asociación Colombiana de la Industria de Licores (ACIL), que es la que produce el aguardiente. Como dice el adagio popular, afana más el velón que el dueño de la olla.
Es González la que llega a esta preocupante conclusión, para sacar como corolario que “si la ley que modifica el impuesto a los licores pasa su cuarto y último debate en el Senado, la situación empeorará, no solo para los importados sino para los nacionales, como el aguardiente”. Según ella, “el recaudo para las regiones decaerá por el contrabando y por la reducción del consumo”, a consecuencia del aumento de la tasa impositiva prevista en el proyecto de ley de licores que está a un solo debate en plenaria del Senado de su aprobación.
Se trata de magnificar la caída de la demanda y, por consiguiente del recaudo, para disuadir a los senadores después de que estos lo aprobaron en la Comisión III. Se abstiene la presidenta de Acodil, deliberadamente, de advertir que el estudio realizado por el Ministerio de Hacienda que soporta la propuesta que cursa en este momento tuvo en cuenta la elasticidad -precio de la demanda (1.4)- y arrojó como resultado que dicha propuesta le significará un mayor recaudo por concepto de impuesto al consumo de los licores entre un 18% y un 20% a los departamentos. En todas partes del mundo la tendencia es a aumentar los gravámenes a los licores para evitar su excesivo consumo por considerarlo nocivo para la salud.
Las cifras, para su mejor entendimiento e interpretación, deben analizarse en su contexto y es lo que pretendemos hacer en esta nota. Es importante señalar que si bien se dio una reducción del 27.57%, no del 32.7%, en el número de botellas de aguardiente vendidas, ello fue coyuntural, pues en el primer semestre del año en curso se evidenció un incremento del 12.22% en relación con el primer semestre del año anterior. Además, concomitantemente con la caída de la demanda de aguardiente entre 2014 y 2015 se dio un incremento en las ventas de ron, también producido por las fábricas nacionales, del 5.19%. Adicionalmente, en este primer semestre de 2016 se dispararon el 50.3% (¡!) con respecto al primer semestre del año anterior. Luego la situación no es tan dramática para las fábricas de licores nacionales como lo aparentan las cifras agregadas.
Indudablemente la mayor amenaza tanto para los licores nacionales e importados es el contrabando y la adulteración y la Ley proporciona herramientas para combatirlos.
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