Me has insultado, maltratado y hasta amenazado, sin embargo quiero pensar que hay en ti algo mejor de lo que he visto; pues no quiero cometer el mismo error que me parece que cometes. No quiero que mis prejuicios dominen mi impresión sobre quién eres y de lo que eres capaz. Me gusta pensar que una oportunidad basta para poder aproximarse, y la cercanía descubre que hay algo valioso en cada ser. Una persona es una multiplicidad de facetas, nadie es una unísona individualidad; sino un conjunto de complejidades, contradictorias y al mismo tiempo armónicas. Unas mejores que otras.
Siento que me juzgas desde tus prejuicios. No quieres discutir conmigo, te niegas a empatizar, no quieres ni siquiera entender lo que digo. Creo que te la pasas en la búsqueda de que diga algo -lo que sea- que te permita probar que tus prejuicios sobre mí son ciertos. No importa que no diga exactamente lo que esperas, estas dispuesta a agregar un puñado de interpretación para convertirme en todo lo que te repugna. No admites un mejor sentido, tiene que ser el peor, porque que más se puede esperar de alguien como yo, alguien a quien tú, sin conocer, sin reconocer, simplemente desprecias.
No pretendo, querida, ni más faltaba, darte lecciones sobre como debes juzgar a las personas. Eso hace parte de quienes somos. Solo quiero que tal vez una palabra, una sola, llegue más allá de tu coraza. Tal vez, porque nunca había sido víctima del bullying -solo ahora que estoy en la política me ha tocado vivirlo- me preocupa que consideres que tu desagrado por mí te da derecho a lastimarme. Tal vez para decirte que me han hecho daño tus palabras, y que me duele mi imposibilidad de comunicarme contigo. Tal vez, porque a veces cuando te leo me dan ganas de responderte con toneladas de odio, devolverte todas tus bofetadas; pero quiero hacer de mí una mejor persona. Tal vez, porque se me vienen a la cabeza todos aquellos que están siendo atacados sin piedad por otros, y padecen la impotencia que hoy siento. Tal vez, porque no quiero que me insultes más; quiero pedirte una oportunidad.
Aspiro a que creas que aunque no piense como tú, pienso. Aunque no opine como tú, mis opiniones deben tener cabida en el universo. Que como tú, yo también puedo tener buenas intenciones, amar a mi país y al mundo. Aunque no seamos amigas, podemos respetarnos. Soy frágil, precipitada, intensa, pasional, errante, confusa, contradictoria; y soy una persona, como tú. Tal vez si piensas en eso antes de desfogar todo tu odio contra mí, tal vez quieras entenderme mejor.
No he cometido ningún delito, y jamás he pretendido causarle daño a alguien con mis palabras. Debes creerme. Pienso que todas las ideas se pueden discutir, y que es necesario hacerlo cuando el mundo parece querer quedarse estancado en las decisiones ya tomadas o sin tomar. Quisiera que fueras mi interlocutor en la diferencia, que fueras mi crítica desde el respeto, que me ayudaras a seguir pensando en los problemas que nos preocupan para que algún día, ojalá no muy lejano, podamos implementar juntas algunas soluciones.