¿Quién lidera el mundo? | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Mayo de 2024

¿Quién lidera el mundo?  Esta es una de las preguntas más importantes -y acaso la más importante- que plantea la actualidad internacional.  De la respuesta dependen tantas cosas que no puede tomarse a la ligera.

En 2011, Ian Bremmer y Nouriel Roubini plantearon la tesis de que en el mundo contemporáneo “ningún país o bloque de países tiene la influencia política y económica, o la voluntad, para impulsar una agenda verdaderamente internacional”.  Llamaron a ese mundo el mundo del “G-Cero” -nada de hegemonía, nada de bipolaridad, nada de G7 o G20, ni mucho menos de G77-.  Leyendo entre líneas, ni primacía de Occidente ni su sustitución por Asia.  Tampoco un mundo multipolar (que algunos confunden con un mundo más equitativo o “democrático”, al menos en cuanto a la distribución del poder a escala global), con promisorias y nuevas potencias contrahegemónicas en ascenso, llamadas a desplazar a las odiosas viejas potencias.  Más bien -como lo anunciaba el título del libro en el que Bremmer desarrolló más detenidamente la idea-, cada nación por sí misma, por sí sola, y ¡sálvese quien pueda!

Acaba de publicarse la encuesta Gallup sobre percepción del liderazgo mundial.  Los datos recabados en más de 130 países dicen mucho, pero hay unos que lo dicen (casi) todo. Un 33 % de los encuestados percibe como igualmente negativos tanto el liderazgo estadounidense como el liderazgo chino.  Otro 33 % considera que ambos son positivos. Apelando a una sobresimplificación aritmética, un resultado anula el otro.  El tercio restante de las opiniones está divido:  para el 22,5 %, sólo el liderazgo de Washington es positivo; para el 10,5 %, sólo lo es el de Pekín. 

Un balance nada satisfactorio para ninguna de las dos potencias, que no escatiman esfuerzos ni recursos a la hora de asegurarse alineamientos, reforzar sus respectivas alianzas, o ganar terreno la una a la otra en distintos escenarios geopolíticos.  El mundo parece reacio a resignarse a gravitar alrededor de una de ellas, y ninguna parece capaz, al menos por ahora, de generar la atracción masiva ni el entusiasmo a los que aspiran y a veces reivindican.

Aun así, la percepción positiva del liderazgo estadounidense sigue aventajando a la del liderazgo chino en Europa (donde, no obstante, el 48 % de los encuestados lo desaprueba); en las Américas (región en la que, sin embargo, su aprobación ha disminuido significativamente, incluso entre sus socios habituales); y en Asia (donde, la valoración de China, si bien ha mejorado, sigue siendo mayoritariamente negativa). Únicamente en África, China supera en aprobación a Estados Unidos (aunque apenas por 2 puntos).

Lo de África no puede ser más llamativo.  Porque, dicho lo dicho, es la región del mundo que tiene la mejor opinión del liderazgo estadounidense.  Pero, al mismo tiempo, es aquella en la que más ha aumentado la percepción positiva de Rusia-lo cual no tiene por qué sorprender a nadie medianamente enterado-. (¡África! ¡Otra vez África!).

Como toda encuesta, la de Gallup no es más que la instantánea de una escena.  La película se está rodando todavía, con un reparto impredecible, sin argumento claro ni libreto alguno.  Sin director, tampoco. 

*Analista y profesor de Relaciones Internacionales